Las palabras de Alberto Nicolliti se cortaron abruptamente cuando su cuerpo se desplomó sobre la silla. Fleur se quedó paralizada, observando con horror a su padre inconsciente. Su mente se nubló, incapaz de reaccionar ante la terrible escena que se desarrollaba ante sus ojos. El tiempo pareció detenerse mientras Fleur permanecía inmóvil, sin atinar a hacer nada por su padre. La angustia la consumía, su corazón latía con fuerza en su pecho, ahogando su respiración. La tristeza que había estado conteniendo durante tanto tiempo explotó en una ola de lágrimas que brotaban sin control por sus mejillas.
Fleur se encontraba en un estado de shock, incapaz de procesar lo que estaba sucediendo. Su padre yacía inconsciente frente a ella. Fleur, con el corazón aún palpitando descontroladamente por el shock que acababa de experimentar, reaccionó con la rapidez y precisión que su profesión como doctora le había inculcado.
Sus manos temblorosas buscaron su teléfono móvil, y con dedos torpes marcó el número familiar del hospital donde prestaba sus servicios.
intensamente, filtrándose entre las hojas de los árboles y creando un mosaico de luces y sombras que bailaban a su alrededor. El aire fresco llenaba sus pulmones y el aroma de las flores perfumaba su nariz. Todo a su alrededor parecía rebosar de vida y alegría.
Pero lo que más alegraba a Fleur era ver a su padre. Hacía mucho tiempo que no lo veía sonreír así, con una sonrisa tan amplia y sincera que iluminaba todo su rostro , era extraño para Fleur ver a su padre tan contento ya que él en el futuro no era así
Fleur abrió los ojos lentamente Se encontraba en su habitación, en una casa de dos niveles con paredes pintadas de un azul sereno. Un sollozo proveniente del piso inferior la sobresaltó. Con sigilo, se asomó por las escaleras, observando a su padre, Alberto, sentado en el comedor. Entre sus manos sostenía una carta, sus ojos húmedos y enrojecidos
Fleur observó la escena en silencio, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. La imagen de su padre, un hombre fuerte e imponente que siempre había sido un pilar de su vida, ahora se mostraba vulnerable, quebrado por una pena que ella no podía comprender.
Fleur, con el corazón encogido por la fragilidad de su padre, lo dejó en el silencio del aislamiento. Caminó hacia el bosque buscando refugio en la naturaleza. Cerró los ojos, anhelando con todas sus fuerzas regresar a su presente. Pero el destino, juguetón e impredecible, tenía otros planes. En lugar de concederle su deseo, la arrastró a un viaje inesperado hacia los rincones más recónditos de su pasado, un pasado compartido con su padre.
La imagen que se materializó ante sus ojos la transportó a un momento de su infancia.