La verdad oculta

La verdad oculta

Por: Camila Castaneda

Capitulo 17

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Sus manos temblorosas buscaron su teléfono móvil, y con dedos torpes marcó el número familiar del hospital donde prestaba sus servicios.

Al otro lado de la línea, la voz calmada y profesional de la recepcionista, la enfermera Julieta, respondió al llamado. Fleur, con la voz entrecortada y llena de urgencia, narró lo sucedido. Cada palabra era un torrente de emociones, una mezcla de miedo, confusión y súplica.

Julieta, entrenada para mantener la calma en situaciones de crisis, escuchó atentamente el relato de Fleur, sin interrumpir. Al comprender la gravedad del asunto, actuó con la celeridad que demandaba la situación.

De inmediato, se activó el protocolo de emergencia. Una ambulancia, equipada con todo el equipo necesario, partió hacia la residencia de Fleur, surcando las calles de la ciudad a toda velocidad.

En el interior de la ambulancia, los paramédicos se preparaban para lo peor. La llamada de Fleur había sido alarmante, sus palabras denotaban una situación crítica que requería atención médica inmediata.

Mientras tanto, Fleur esperaba con el alma en vilo la llegada de la ayuda. Su mente se debatía entre el miedo a lo desconocido y la esperanza de una pronta recuperación.

Las sirenas de la ambulancia irrumpieron en el silencio de la calle, anunciando su llegada como un faro de esperanza en medio de la oscuridad. Los paramédicos, con pasos firmes y decididos, ingresaron a la vivienda de Fleur, listos para brindarle la asistencia que necesitaba Y En cuestión de segundos, Alberto fue cuidadosamente colocado en una camilla, su cuerpo inerte envuelto en una manta térmica que luchaba por infundirle un calor que ya se escapaba. Fleur, incapaz de contener las lágrimas que brotaban de sus ojos como un torrente incontenible, se aferró a la camilla con la fuerza desesperada de quien se aferra a un último clavo ardiendo.

“No lo dejen solo”, suplicó con la voz rota por la angustia, dirigiendo su mirada suplicante a los paramédicos. Sus ojos, dilatados por el terror, reflejaban el miedo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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