Un escalofrío recorrió su espina dorsal , Decidida a desentrañar el misterio, Fleur comenzó a explorar el hospital con sigilo. Recorrió los pasillos desiertos, observando con atención cada detalle.
Fleur recorría el laberinto de pasillos del hospital, sus pasos resonando en el silencio De pronto, su mirada se dirigió a un vitral que adornaba una de las paredes. La luz tenue de la luna se filtraba a través del cristal, iluminando una serie de fotografías antiguas. En ellas, se veían a varios médicos sonrientes, vestidos con uniformes de época. Un escalofrío recorrió la espalda de Fleur al reconocer dos rostros familiares: su tía y su tío, ambos mucho más jóvenes de lo que ella los recordaba. Con el corazón palpitando a mil por hora, Fleur se acercó al vitral. Examinó las fotografías con detenimiento
Fleur, absorta en el álbum de fotos antiguo, no se percató de la presencia de la enfermera hasta que su voz severa la sobresaltó.
“¿Y tú qué haces aquí?”, preguntó la enfermera con tono inquisitivo, sus ojos examinando a Fleur con recelo. “No deberías estar en la habitación agregó, cruzando los brazos con desaprobación.
Fleur tragó saliva, sintiendo una oleada de nerviosismo recorrer su cuerpo. “Lo siento”, murmuró, bajando la mirada hacia el suelo. “Solo estaba… revisando las fotos. Mientras las estaba revisando Fleur le pregunto:
- Es que me estaba preguntando quién era este joven ( señalando su tio)
La enfermera Doris la observaba con una sonrisa amable. “No hay problema, querida”, dijo con voz suave. “Entiendo tu curiosidad. La historia del joven llamado fobo nicolliti es bastante fascinante”.
Fleur se animó un poco. “¿Me la cuentas?”, preguntó, levantando la vista hacia la enfermera
La enfermera Doris sonrió con nostalgia. Fobo nicolliti es un joven único”, Nicolliti no era un joven común. Desde su nacimiento, estuvo rodeado de expectativas y presiones por parte de su familia. Proveniente de un linaje adinerado y prestigioso, la vida de Nicolliti siempre estuvo marcada por la mirada constante de los demás, preocupados por las apariencias y el qué dirán.
Su infancia transcurrió en una casa pequeña , Los Nicolliti no eran una familia adinerada, ni tampoco sufrían las penurias de la pobreza. Vivían en una cómoda casa de clase media en un barrio tranquilo de la ciudad, donde el padre felipe , trabajaba como contador en una pequeña empresa
Mientras su hijo Fobo, un joven de 18 años, era la alegría de la casa. Era inteligente, compasivo y tenía un gran corazón. A pesar de su corta edad, ya había decidido su futuro: quería ser enfermero. Su vocación por cuidar a los demás lo motivaba a seguir adelante con sus estudios, a pesar de las reticencias de su padre.
Felipe, un hombre tradicional y de ideas anticuadas, no veía con buenos ojos la profesión que había elegido su hijo. Para él, la enfermería era un trabajo de mujeres, un oficio que no requería de mucha inteligencia ni de esfuerzo. A menudo, le reprochaba a Fobo su decisión, insistiendo en que debería buscar una carrera más “masculina” y con mejor futuro económico.
Las discusiones entre padre e hijo eran frecuentes. Felipe no comprendía la pasión de Fobo por la enfermería ni su deseo de ayudar a los demás.
Fleur, fascinada por las historias del pasado, escuchaba con atención el relato de la enfermera , Sobre Fobo nicolliti , No podía creer que su abuelo era de esa forma
La historia Narradas por la enfermera describían un Felipe Nicoliti estricto y dominante, que exigía perfección a sus hijos
Pero a pesar de eso Fleur estaba admirada y orgullosa de su tío fobo , Porque Fobo, a pesar de las constantes críticas y burlas de su padre, se mantuvo firme en su trabajo como enfermero durante tres largos meses. Cada día era una batalla, luchando contra la presión del trabajo, la falta de sueño y las palabras hirientes de su padre que resonaban en su mente:
Las jornadas en el hospital eran agotadoras. Fobo atendía a pacientes con todo tipo de enfermedades y condiciones, brindándoles no solo cuidado médico, sino también apoyo emocional. Ver el sufrimiento de las personas y la gratitud en sus ojos después de su atención lo llenaba de satisfacción, pero no era suficiente para acallar las dudas que su padre sembraba en él.
