LA COLECCIONISTA

LA COLECCIONISTA

Por: Juárez Deysi

La sombra de Marsella

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MOREAU

Me encuentro en mi oficina cuando me llega la noticia del brutal asesinato ocurrido en Marsella. Reconozco de inmediato el modus operandi: Danella. No pierdo tiempo y organizo mi viaje de inmediato.

 

Antes de partir, llamo a mi contacto, Julien, un informante de confianza con conexiones en toda Francia. No le menciono mi interés personal en el caso. Danella es mi caso secreto, uno que he seguido de cerca desde la implicación y posterior muerte de su padre, y para el cual aún no tengo las pruebas necesarias para abrir una investigación oficial.

 

“Julien, necesito tu ayuda. Acabo de enterarme de un asesinato en Marsella que me recuerda a un caso de hace un año. ¿Puedes ponerme en contacto con el encargado local del caso?” le digo.

 

“Por supuesto, Moreau. Te pondré en contacto con el capitán Dupont. Él es el encargado de la zona y un buen amigo mío. Estoy seguro de que estará dispuesto a colaborar contigo,” responde Julien.

 

“Gracias, Julien. Aprecio tu ayuda en esto,” digo antes de colgar.

 

Al llegar al aeropuerto, me comunico con el capitán Dupont.

 

"Capitán Dupont, soy el detective Moreau. Estoy interesado en colaborar en el reciente caso de asesinato en su jurisdicción. Tengo algunos contactos que podrían ser de utilidad y una particular experiencia con este tipo de criminales."

 

"Detective Moreau, es un honor hablar con usted. Hemos oído mucho sobre su trabajo y su reputación. Pero debo admitir que me intriga su interés en este caso en particular. Es un asesinato más de los muchos que ocurren en Marsella, y probablemente terminará en la lista de casos sin resolver. Aun así, agradecemos cualquier ayuda que pueda ofrecer. Nos vendría bien una perspectiva fresca," dice Dupont, impresionado pero también curioso y aliviado por la oferta de asistencia.

 

"Gracias, capitán. Estaré en Marsella mañana por la mañana. Hasta entonces," concluyo.

 Luego, comienzo a preparar mentalmente para el viaje. Organizo mis notas y reviso el archivo de Danella una vez más, buscando cualquier detalle que podría ser útil. Esta vez, tengo la esperanza de encontrar una pista que me permita cerrar este caso de una vez por todas.

Al día siguiente, llego a Marsella y me dirijo directamente a la comisaría local. Allí, me reúno con el capitán Dupont.

 

"Detective Moreau, bienvenido a Marsella. Aprecio mucho que haya venido tan rápido," dice Dupont, estrechándome la mano con firmeza.

 

"Gracias, capitán Dupont. Lamentablemente, las circunstancias no son las mejores. ¿Qué tienen hasta ahora?" pregunto, con mi característica seriedad.

 

Dupont me guía hacia una sala de reuniones donde tienen las grabaciones de las cámaras de seguridad y un resumen preliminar del caso. "El bar se mantiene cerrado desde el incidente. Encontramos el cuerpo del dueño, Jacques, brutalmente asesinado. Las cámaras de seguridad capturaron parte del ataque, pero la responsable desapareció sin dejar rastro.”

 

“¿Saben quién fue?” pregunto.

 

“Estamos en eso. La chica usaba un alias, nadie sabía quién era realmente. Para todos, era un ángel: dulce, transparente, inocente y muy hermosa. La codicia de muchos hombres que iban al bar solo por verla. La mujer que la protegía parece estar en shock, no ha dicho nada desde ese día. Según los testigos, ella fue quien vio lo ocurrido.”

 

“¿Ninguna cámara logró ver más allá de su salida del bar?”

 

“Seguimos su rastro hasta donde las cámaras pudieron, pero se perdió en el último vehículo. Ella desapareció.”

 

“Si logra que Solange diga algo, creo que puede ser de gran ayuda,” añade Dupont.

 

"¿Y hasta entonces qué se ha venido haciendo?" pregunto.

 

“Como mencioné hace un momento, los crímenes atroces no son frecuentes, pero no somos ajenos a nuestro entorno. Lo ocurrido hace unos días no es tan atroz comparado a otros. Parece que fue en defensa propia. Supongo que ya ha de conocer el lado oscuro de ese lugar," responde Dupont.

 

"Eso no lo hace menos interesante. Nuestro trabajo es encontrar al asesino y llevarlo ante la justicia."

 

“Parece que el verdadero culpable yace muerto y nuestra heroína está prófuga. Eso no le quita responsabilidad, pero hay que verlo desde otra perspectiva," menciona con calma.

 

"Primero debo ir al bar y luego hablar con los trabajadores del lugar,” digo.

 

Salgo de la comisaría y me dirijo al bar en Noailles, donde ocurrió el crimen. El bar sigue sin atender al público y los involucrados están en sus casas, recuperándose del shock. La atmósfera en el bar es sombría y desolada. La cinta de seguridad amarilla aún rodea la entrada, advirtiendo a los curiosos que se mantengan alejados. Al entrar, noto que el lugar está vacío, con mesas y sillas desordenadas y manchas de sangre aún visibles en el suelo. El aire está impregnado de un olor metálico y desagradable.

Nos dirigimos a la sala de vigilancia para revisar las grabaciones de las cámaras de seguridad. Observo con atención, reconociendo el patrón de comportamiento de Danella, pero también notando la crueldad y desesperación en sus acciones. Las imágenes muestran a Danella hablando con Solange justo antes de abandonar el lugar, pero no se puede ver más que un simple movimiento de boca.

 

La atmósfera en el bar es sombría. La policía ha colocado cinta de seguridad por todo el lugar, y las marcas en el suelo y las paredes son un recordatorio silencioso de la violencia que ocurrió aquí. Las luces parpadeantes y el silencio pesado dan al ambiente una sensación aún más inquietante. Un olor metálico a sangre todavía flota en el aire, mezclándose con el olor a desinfectante, creando una mezcla que me revuelve el estómago.

 

Un oficial de policía que me acompaña comienza a narrar lo que sintió al llegar al lugar el día del incidente. "Fue una escena espeluznante, detective. Cuando llegamos, el silencio era ensordecedor. Todo lo que podíamos escuchar eran nuestros propios pasos y la gota ocasional de sangre. Sabíamos que había pasado algo terrible aquí, pero la realidad superó nuestras expectativas. La brutalidad del asesinato parecía imposible de haber sido causada por una mujer tan pequeña. Aunque, como dicen, alienta a la fiera y la conocerás."

 

El oficial continúa, "La mujer que protegía a la asesina, Solange, estaba en un estado de shock total. No dijo nada y estuvo en el interrogatorio por más de 12 horas sin abrir la boca, se mantuvo en silencio con la mirada perdida. Parecía que su mundo se había derrumbado."

 

"Quizás estaba asustada."

 

"¿Y cómo no estarlo? Antes de irse, la asesina habló con ella.”

 

Miro al oficial con cierta incredulidad. "¿Y no pueden leer los labios?"

 

"Podemos, pero no los mueve. Por la expresión de la testigo, podemos entender que se están comunicando."

 

"¿Por qué no me muestras las cintas de ese día?"

 

Las imágenes muestran a Danella hablando con Solange justo antes de abandonar el lugar, pero no se puede ver más que un simple movimiento de boca. Solange parece aterrada, con una mezcla de tristeza y resignación en su rostro. Esta breve interacción me dice mucho sobre el estado mental de ambas mujeres en ese momento.

 

Después de revisar las grabaciones, salgo del bar y me dirijo hacia el exterior. La luz del sol es deslumbrante después de haber estado en la oscuridad del interior. El aire fresco es un alivio, pero no borra la sensación de pesadez que llevo conmigo. Camino unos metros hasta llegar a mi coche, tomando un momento para ordenar mis pensamientos. La calle está relativamente tranquila, con solo unos pocos transeúntes que parecen ajenos a la tragedia que ocurrió aquí.

 

"Necesito hablar con ella personalmente. ¿Dónde puedo localizarla?" le pregunto al oficial que me acompaña.

 

"Vive a dos calles de aquí, en un viejo edificio. Es fácil de reconocerlo."

 

Arranco el coche y me dirijo hacia la dirección que me dieron. El trayecto es corto, pero aprovecho el tiempo para repasar mentalmente lo que he visto y escuchado hasta ahora. Solange es clave para entender qué sucedió realmente esa noche y para encontrar a Danella. Llego al edificio, un viejo y desgastado complejo de apartamentos que contrasta con la vibrante ciudad que lo rodea. El lugar tiene un aire de abandono, con ventanas rotas y grafitis en las paredes. Me preparo para lo que podría ser una conversación difícil y subo las escaleras hasta el apartamento de Solange.

 

Al llegar, toco la puerta suavemente, pero con firmeza. Espero unos segundos y al no encontrar respuesta, insisto. "Señora Solange, soy el detective Moreau. Necesito hablar con usted sobre lo que sucedió en el bar," digo en un tono calmado, esperando que mi voz transmita la empatía y comprensión que Solange necesita en este momento.

 

Tras unos largos segundos, puedo oír un ligero ruido de pasos.

 

“Señora Solange. Sé que ha pasado por días tortuosos, pero es necesario que hablemos. Conozco a Danella, la mujer que usted ayudó y protegió por un año. No quiero hacerle daño si es lo que le preocupa. Quiero ayudarla, y lo que usted me diga me ayudará a ayudarla y evitar que se haga daño.”

 

La puerta se abre ligeramente y tras una pequeña rendija puedo ver la mirada de su rostro demacrado y lleno de angustia.

 

“No puedo ayudarlo. Váyase,” murmura.

 

“Por favor,” insisto, “no estoy aquí como enemigo. Conozco a Danella y solo quiero ayudarla.”

 

“Ya le han hecho suficiente daño a esa pobre mujer, ¿por qué no la dejan en paz?”

 

“Sé que sabe quién es, y como yo, piensa que solo es una víctima. Pero sabe también que necesita ayuda.”

 

La puerta se cierra y dejo escapar un suspiro frustrado. A diferencia de lo que la policía local pudo lograr, Solange compartió más de dos palabras conmigo. Pienso unos segundos, esperando que la puerta se abra, y al fin doy la vuelta. Sin embargo, para mi sorpresa, la puerta se abre de nuevo.

 

"Espere," dice Solange con voz quebrada. "Entre, por favor."

 

Asiento y entro al modesto apartamento. La habitación está en penumbra, reflejando la tristeza y desesperación que emana de Solange. Me siento frente a ella, esperando que inicie la conversación.

 

"Detective Moreau," comienza ella, "no sé qué más puedo decirle que no le haya dicho a la policía.

 

 “Sé que esto es difícil, pero cualquier detalle que pueda proporcionarme será útil. Cuénteme lo que pasó, por favor.”

 

Solange tomó un profundo respiro, luchando contra las lágrimas que amenazaban con salir. “Fue horrible... ese hombre, el dueño del bar, siempre fue un monstruo. Abusaba de las chicas, las vendía como si fueran objetos. Cuando Danella llegó aquí, supe que no estaba a salvo, pero nunca pensé que llegaría a esto.”

 

“¿Qué hizo Danella exactamente? ¿Le dijo algo antes de irse?” preguntó Moreau con delicadeza.

 

“No, no me dijo nada,” respondió Solange, sacudiendo la cabeza. “Llegué tarde, ya estaba todo hecho. Vi su mirada... era diferente. No era la chica que conocí, pero tampoco era un monstruo. Estaba rota, como todas nosotras, pero decidió luchar de una manera que yo nunca pude.”

 

Moreau asintió, comprendiendo la mezcla de emociones en las palabras de Solange. “Lo que está diciendo nos ayudará a entender mejor lo que pasó. ¿Hay algo más que deba saber?”

 

Solange miró a Moreau con ojos llenos de tristeza. “Ella era como una hija para mí. Hice todo lo que pude para protegerla, pero el mundo es cruel. No la delataré, no puedo. Solo espero que encuentre paz.”

 

“Y no puedo obligarla a hacerlo. Gracias por su ayuda,” respondí.

 

Me levanté para irme. Mientras caminaba hacia la salida, no pude evitar sentir un peso en mi pecho.

 

“No le haga daño. Es una buena chica,” pronunció Solange, casi en súplica.

 

Asentí con un gesto solemne, comprendiendo la profundidad de su petición. Salí del modesto apartamento, el aire fresco de Marsella me recibió con un contraste agudo respecto al ambiente cargado y sombrío del interior.

 

Mientras descendía las escaleras, repasé mentalmente la conversación con Solange. Su renuencia a delatar a Danella no era sorprendente, pero su silencio podría complicar aún más mi búsqueda. Al salir a la calle, la ciudad se veía extrañamente tranquila, como si ignorara los oscuros eventos que habían ocurrido en su corazón.

 

Me dirigí hacia mi coche, estacionado a unas cuadras de distancia, y encendí el motor, decidido a continuar la búsqueda. Antes de partir, tomé mi teléfono y marqué el número del capitán Dupont.

 

"Capitán Dupont, aquí Moreau. Acabo de hablar con Solange. No obtuve mucha información nueva, pero está claro que está muy preocupada por Danella."

 

"Entiendo, detective. ¿Cuál es su siguiente paso?" preguntó Dupont.

 

"Voy a revisar los lugares donde Danella podría estar escondida. Empezaré por las áreas que mencionaron los testigos y los lugares que solía frecuentar. Tengo una corazonada de que no está muy lejos," respondí.

 

"Buena suerte, Moreau. Manténgame informado," dijo Dupont antes de colgar.

 

Guardé el teléfono y comencé a conducir, con la vista fija en la carretera y la mente trabajando a toda velocidad. Sabía que encontrar a Danella no sería fácil, pero estaba decidido a seguir cada pista, a revisar cada rincón oscuro de Marsella hasta dar con ella.

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