CAPÍTULO 15: "¡Horror y misterio! ¡Bookface ataca de nuevo!" Esa misma noche, el ex campeón mundial de boxeo: Edward Davidson Jr. y unos amigos del mundo del fútbol: “Melena” Cashville, el “Cabezón” Morris y “Bocazas” Brown, serían sus invitados de honor, pues, justamente esa noche, a las 22.30 p.m. en la disco: “Golden Paradise Moon”, se llevaría a cabo unos festejos, en celebración al compromiso de Edward Davidson Jr. con una bellísima y exitosa modelo italiana de Victoria´s Secret, de tan solo 28 años de edad: Giulianna Amelia di Pasquale, la que, además de ser una de las figuras más cotizadas de dicha compañía, tenía un grado académico en Ingeniería Aeroespacial. “¡¡¡Un auténtico bomboncito intelectual!!!”, (definida así, de forma contundente, por todos sus amigos futbolistas). Además, cabe destacar, que tanto Cashville como Brown, eran aún muy jóvenes y ambos se desempeñaban con enorme éxito en el Manchester United, y ambos eran centrodelanteros. Y, respecto de Morris, había abandonado el fútbol porque le detectaron “doping”, luego de hacerle exhaustivos exámenes de orina. Y, a sus jóvenes 27 años, había ganado cinco Balones de Oro como Mejor Jugador del Año. Y, ahora, se encontraba con una severa depresión y consumiendo drogas a mansalva. Por tal motivo y, para hacerle olvidar este horroroso trago, su amigo Edward, lo invitó a él y a sus otros dos mejores amigos a su celebración de compromiso con su novia, Giulianna, la afamada modelo de Victoria´s Secret. A el ex campeón mundial le costó muchísimo que su amigo Morris aceptara asistir a la celebración, más que nada, porque tenía una docena de multas impagas y estaba inhabilitado para conducir, además de su ya citada adicción a las drogas, cosa que lo volvía terriblemente violento y propenso a meterse en líos. Pese a esto, su amigo Edward, decidió que quería compartir este momento tan especial en su vida, con los mejores tres amigos de su infancia, y los que, mal que le pese a muchos, siempre estuvieron en las buenas y en las malas, incluso cuando Edward era un completo desconocido en el mundillo del boxeo, y, debido a su extravagancia y excesos, nadie daba un dólar en que se convertiría en el gran campeón mundial que finalmente acabó siendo. En fin, por esta y muchas cosas más, ellos, sus mejores amigos, no podían “pegar el faltazo a los festejos de Edward”, pues ellos eran más que solo amigos, ellos eran como sus hermanos, los hermanos de sangre que la vida jamás le dio. A todo esto, Edward se hallaba duchándose en uno de los 6 baños de su mansión, cuando súbitamente escuchó unos furiosos ruidos como de disparos… cuando de repente, una venenosa esquirla hizo estallar uno de los cristales de uno de los amplios ventanales que daban a la entrada principal de su ostentoso hogar. Sin dilación, Edward, se secó como pudo, se colocó un calzoncillo y salió a toda velocidad con destino al lugar citado. Al llegar allí, sin querer piso un trozo de cristal y se rebanó la planta del pie derecho, la que de inmediato, comenzó a vomitar sangre a cataratas… ¡¡¡Mierda!!! ─chilló a garganta pelada el ex campeón mundial de boxeo. Y enseguida, cogió un trapo de cocina y se limpió la sangre de su pie, como pudo, y abrió la puerta de entrada de par en par. Junto a su puerta había doce cadáveres, todos despellejados y sin cabeza, y, debajo del mar de sangre que ya comenzaba a ingresar a su casa, había un misterioso objeto. ¡¡¡Carajo!!! ─chilló Edward, aterrorizado, entre una extraña mescolanza cerebral de terror, incredulidad y espanto. Alzó el esotérico objeto y lo abrió. ¡¡¡Lo que vio… fue monstruoso!!!