"PARRICIDIO: HORROR ABSOLUTO"

"PARRICIDIO: HORROR ABSOLUTO"

Por: Kryst C. Lyonels Lyonels

Parte 9: "Balacera. Soberts muere violentamente. Y el misterio de la cabeza..."

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Llegué con suerte a un enorme orfanato. Mis pies no dieron más, después de caminar no menos de 4 kilómetros... y, por mis heridas, caí estrellado contra el largo césped de una plaza cercana al orfanato. Estaba terriblemente débil y había perdido mucha sangre, pero, por fortuna... todavía me encontraba vivo. Justo en ese momento, un viejo taxista, de barba candado y enormes ojeras, observó el pasto moverse, e, intrigado,tras descender del coche se encaminó presuroso a ver de qué demonios se trataba...

¡Santo Dios! ¡Es un pequeño!-- estalló como balazos una voz en su cabeza...

__ ¡Niño...! ¡Niño! ¿Qué te ha pasado...? ¿Te encuentras bien? ¿Qué haces aquí?-- me preguntó el hombre preocupado...

__ ¡Unos locos! ¡En la colina Morriston! ¡A varios kilómetros! ¡Esos locos... asesinaron a parte de mi familia! Yo, sobreviví de milagro. Y súbitamente un potente mar de sangre escapó de mi boca semiabierta, manchándome la cara.

__ ¡Oh, por Dios! ¡Llamaré a una ambulancia! ¡Estás muy malherido!-- me dijo.

__ ¡Ok!-- dije lacónicamente y perdí la consciencia.

__ ¿Hola? ¿Emergencias Port Newson?

__ ¡Sí, señor! ¿En qué le puedo servir?-- preguntó la mujer telefonista al otro lado de la línea.

__ Encontré a un niño. Está aproximadamente a 4 kilómetros de la vieja colina Morriston. ¡Tiene heridas por todo el cuerpo y ahora se encuentra inconsciente! ¿Pueden venir de inmediato? Los cargos de sus medicinas correrán por mi cuenta.

__ ¡Ok! ¡Está de suerte! Una de nuestras ambulancias se encuentra a menos de 10 cuadras de su posición actual. ¿Es usted el padre del niño...?-- preguntó la telefonista.

__ No, para nada. Solo soy un taxista, un viejo taxista,  muy religioso, por cierto, y me estaba encaminando a un viaje cuando vi un movimiento extraño tras el largo césped de la plaza: "Polsted Vin". Y fue así que me topé con el niño-- explicó el hombre.

__ ¿Cuánto demorará la ambulancia!-- preguntó el conductor de taxi, desesperado...

__ Menos de 10 minutos. ¡Ya he avisado a la ambulancia cercana para que pase y recoja el niño. ¿Usted se quedará con él?

__ ¡Sí, así es! ¡Ok, señorita! ¿Puede decirme a qué hospital lo llevarán...?-- indagó el anciano chófer.

__ Al Hospital Federal Benedict Barlow Simmons. Es bastante costoso. ¿Podrá usted afrontar los gastos de la recuperación del pequeño?-- indagó, dubitativa la telefonista.

__ ¡Sí, despreocúpese! Dios me bendijo haciéndome ganar la lotería hace tres días. Solo trabajo aún porque así lo deseo. "Si el dinero no sirve para ayudar al prójimo... no vale una mierda".

__ ¡Muy amable de su parte! ¡Tiene usted un gran corazón!-- lo felicitó la mujer.

__ ¡Me dan vergüenza esas cosas! ¡Solo hago lo que debo hacer!-- enfatizó el hombre, mientras calaba un cigarrillo de la marca Phillip Morris...

__ ¡Ok! ¡Debo cortar! La ambulancia está muy cerca. Menos de una cuadra.

__ ¡De acuerdo!

__ ¡Adiós!

__ ¡Adiós!

Y así, pocos segundos más tarde una enorme camioneta provista de una parpadeante luz giratoria azulada arribó por fin hasta el lugar del hecho...  ¡era la gente de "Emergencias Port Newson"! ¡Al fin!-- exclamó aliviado el anciano taxista. Y de inmediato, tras hablar unas pocas palabras con Roger Blasco y la cuadrilla de camilleros... cargar al niño y subirlo a la ambulancia, partieron sin mayor dilación a toda velocidad con destino al lugar señalado, escoltados por Roger Blasco desde su coche...

Dos semanas más tarde en la vieja colina Morriston, Edward Davidson Jr., un ex campeón mundial retirado, quien en estos momentos se encontraba haciendo tareas de seguridad para mi padre y mi abuela... ingresó al interior de la casa situada sobre la colina, tras abollar y partir de un solo puñetazo la vieja reja metálica protectora. Ciertamente, la fuerza de "Dinamita" Davidson era una cosa realmente descomunal. Y justo en ese preciso instante, una lluvia de disparos atacaron al ex boxeador y a sus peritos, acabando con la vida de 2 de los 4 que lo acompañaban.

La balacera se tornó más furiosa y las esquirlas parecían provenir de todas las direcciones...

__ ¡Maldición! ¡Salgan de su escondite, sabandijas!-- rugió la atronadora voz del ex luchador profesional, mientras eludía con gran maestría y no menos suerte, el rabioso huracán de balas que parecían no tener fin.

Y entonces... pocos minutos más tarde, el rufián que había escapado en un coche hacía un par de días y una jovencita, maquillada como un payaso, de enormes pechos y vestida como una mujerzuela, salieron a su encuentro. La joven tenía una cara de zombi, como no haber dormido en años. Y, justo entonces, la mujer se dirigió hasta la mesa de la sala de estar y de inmediato, inhaló unas cuantas líneas de marihuana.

"¡Tal como lo suponía!"-- pensó el ex pugilista mientras miraba la repugnante escena, y, tras hacer una mueca de asco, Soberts, por fin rompió el silencio...

__ ¿Quién demonios es usted y qué hace aquí?-- le preguntó Soberts, terriblemente furioso al ex campeón mundial de boxeo...

__  ¡Eso no te importa! ¿Dónde está el niño?

__ ¿A qué niño te refieres?

__ Al hijo de mi jefe: ¡Jason, Jason Phoenix! Tengo información de que estuvo aquí hace muy poco tiempo...

__ Mira... hace un par de semanas torturamos a varios niños. ¡Es mi "trabajo", ya sabes!, pero realmente ignoro si entre los mocosos se hallaba o no ese pequeño. ¡Nunca lo sabré...!-- añadió el bandido...

__ ¿Por qué nos dispararon? ¡Par de lunáticos! Esa drogadicta y tú asesinaron a tres personas del equipo forense, quienes me acompañaban.

__ ¡No te daré explicaciones, intruso! ¡Lárgate de aquí o te romperé los huesos!-- dijo el rufián propinándole un rabioso puñetazo en el rostro a  Edward "Dinamita" Davidson Jr.

__ ¡Maldito hijo de puta! ¡Te haré mil pedazos!-- chilló, el ex boxeador encolerizado, castigando como una fiera a Soberts, quien a punta de navajazos secos, se defendía como podía. Los puñetazos de Edward tenían la potencia de diabólicos meteoros en llamas. Y justo entonces, tras ametrallar a Soberts con sus golpes, dejándole semiinconsciente, se teletransportó rápidamente para asestarle el golpe de gracia, pero por desgracia, Soberts fue más rápido y consiguió herirlo en su brazo derecho... el que vomitó  de inmediato, un auténtico mar de sangre. Pero el pugilista contraatacó reventándolo a puñetazos... con tanta fuerza que lo hizo volar contra la mesa redonda de la sala de estar y luego se abalanzó sobre él, y, tras robarle la navaja en un descuido, lo cosió a puñaladas alevosamente, y, tras enterrarle un picahielos en el pecho y dejarlo severamente malherido, pero aún con vida, lo ató  de los pies contra un gancho en el techo, y, tras tocarse su frente con el pulgar derecho, se esfumó de la vista de todos. En tanto, aterrada la drogadicta disparaba balazos hacia todas las direcciones... tras percatarse de que su pareja estaba muy malherida. Y, súbitamente, del interior del cuerpo de Soberts, llovían puñetazos... como feroces demonios tratando de escapar de las garras del exorcismo...

Y fue así, que de inmediato, Soberts comenzó a escupir mares de sangre... ensuciando el piso de gris roca de la sala. Y luego, su cuerpo sufrío una infinidad de lacerantes cortes por todas partes...

__ ¡Santo Dios! ¿Qué demonios está pasando?-- gritó a garganta pelada la drogadicta, mirando anonadada la monstruosa escena...

Y justo en ese instante... el cuerpo malherido de Soberts, estalló en llamas, furiosas llamas que no tenían fin...

¡¡¡Mierda!!! ¡Me estoy quemando vivo!-- chilló aterrorizado el malviviente... con el último soplo de vida con el que contaba. Susann lloró de rabia e impotencia... y, tras una feroz tormenta de golpes y puñetazos, el cuerpo de Soberts estalló en mil pedazos, dejando un caminito de sangre, huesos y tripas. Y entonces, Davidson Jr. reapareció, bañado de sangre de pies a cabeza. Y... ahora se disponía a acabar con la drogadicta...

__ ¡No me mates! ¡¡¡Por favor!-- suplicó la joven. E intentó huir a toda velocidad. El boxeador la persiguió, teletransportándose varias veces más... hasta que, tras varias corridas, decidió dejar a la pobre drogadicta con vida. Y entonces, tras salir de la cueva... la joven ramera se subió al coche de su fallecida pareja y aceleró a fondo hasta perderse tras una gruesa nube de humo...

Y fue así que Edward... urgido por la necesidad de orinar ingresó en el improvisado baño...

Y, ni bien ingresar... notó una extraña hoja, embebida en un líquido escarlata. La miró de cerca. Era una hoja de un libro de poemas del afamado poeta: Neruda, y se hallaba pegada a un espejo circular de madera de cerezo. Y tenía un extraño mensaje, el que decía más o menos así: "Estoy más cerca de lo que piensas". "La muerte es el poema de las hojas de la vida". 

 

"Oh, muerte que eclipsas el diluvio de mis ojos"

Sangre pendenciera que te bebes el dulce rostro

de mis lunas, lágrimas etílicas que se fumaron mis

mañanas, oh, inmundas gárgolas envueltas en las llamas

de las noches del tifón de mis deseos... oh, virginal cántico de

lluvia cristalina, verás mares de sangre correr..."

 

Firmado: BF

 

¿¿¿Qué mierda es esto???

¿¿¿Quién es ese tal BF???-- se autoindagó el ex campeón mundial de boxeo. Y, tras girar e irse a orinar al inodoro... vio un líquido rojizo en su interior y un esotérico objeto flotando en el fondo...

Y entonces, previo a orinar, enterró su mano derecha en el inodoro y sacó el inquietante objeto flotante.

Era la cabeza calva de un niño recién nacido, arrancada de raíz. ¡Se le paralizó el corazón de susto! Y, enseguida, Edward, buscó las otras partes del cuerpo, pero jamás las halló. Llamó a su perito forense y, tras guardar la hoja de libro y la cabeza descuartizada del bebé, salieron desde el interior de la colina Morristone y partieron con celeridad en el coche del forense... sin destino aparente.

 

 

 

 

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