El trato

El trato

Por: Maximiliano Cesar

Capitulo I

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- No, ese no fue el trato, no!!! -

Se le escuchaba gritar al patriarca de la familia York, que se encontraba encerrado en su despacho golpeando y tirando cosas por doquier. La noticia de la muerte de su hijo mayor, durante la batalla de Gettysburg, lo había descompuesto.

- Maldito, me engañaste - se le escuchaba decir luego de sollozar por un tiempo.

Williams no quería que su hijo fuera a la guerra. Teniendo esclavos en  plantaciones de Puerto Rico, la guerra le era ajena. Pero el joven para tener la atención de su padre y convertirse en un héroe, desobedeció a su padre enlistándose en las filas del ejercito la unión.

- ¡No! ¡Debías proteger a mi hijo!- decía.

- Un trato es un trato - se le escuchaba decir a otra voz.

- Pero el trato no era este, ¡Me engañaste, maldito! ¡Y ahora quiero que lo arregles!- grito Williams.

Su esposa preocupada, preguntaba al servicio con quien se encontraba su marido, pero solo tenía como respuesta las caras pálidas de las sirvientas, que trataban de esconder la mirada para no responder y salir pronto de las cercanías de la habitación.

- Williams abre - dijo finalmente su esposa, golpeando la puerta. Pero no hubo respuesta. Volvió a golpear, y la puerta, que había estado cerrada todo ese tiempo, se abrió lentamente.

Williams se encontraba sentado en su escritorio, en silencio,  ensimismado en sus pensamientos mirando hacia una esquina de la habitación.

- ¿Creía que estabas con alguien? - Pregunto Adeline, su señora.

- ¿Mi Señora? – pregunto Williams volviendo de su estado contemplativo.

- ¿Con quién estabas? – volvió a preguntar la mujer – Te escuche hablando con alguien.

- No era nadie. Ven vamos que tengo mucho que hacer – dijo Williams levantándose de la silla dirigiéndose hacia su mujer - no te preocupes, todo estará bien - le dijo tomándole de las manos.

- ¿Todo estará bien? No! Nuestro hijo James acaba de morir – dijo su esposa rompiendo en llanto.

Williams la abrazo y le dijo al oído – ahora las cosas saldrán bien, tengo que preparar un nuevo trato, uno que no se pueda rechazar, aunque requerirá mucho tiempo de mi parte.- la beso en la mejilla y salió del despacho en dirección al baño. Adeline sin entender lo que pasaba, se secó las lágrimas con un pañuelo. Se acercó al escritorio para ver los papeles que tenía su marido encima. No pudo distinguir nada que le pudiera dar una pista, para entender a qué se refería su marido

Williams  se dio una ducha, se seco y luego de terminar de afeitarse, se vistió para volver  al estudio.

- Que nadie me interrumpa, pase lo que pase. Solo toquen la puerta de mi despacho para dejar las comidas y se retiran - le dijo a su esposa.

Así el patriarca se encerró de nuevo en el despacho para preparar el nuevo trato del que hablaba.

Pasaron varios días en los que Williams solo salía del despacho para recoger la bandeja con comida que dejaban las criadas. La servidumbre ya no se quería acercar al despacho, algunos decían que el patrón se había vuelto loco, que se le  escuchaba discutiendo, pero no había nadie más en la habitación. Otros decían que  había hecho un pacto con el diablo,  que por eso era el olor insoportable a podredumbre que comenzó a salir de la habitación..

- Tiene que haber una forma de cambiar esto. Contéstame, maldita sea-

- Un trato es un trato - se le escuchaba de vez en cuando a una voz responder.

El cuerpo de hijo aún se encontraba en su habitación, ya que Williams había dado claras instrucciones de no tocarlo hasta que el terminara. Adeline,  sin saber que hacer, decidió  enviar por un sirviente que buscara a Patrick.  

Patrick Garret, era un periodista investigador del ocultismo, famoso por ayudar a la policía a resolver casos de crímenes demasiado controversiales. El y Williams habían compartido una gran amistad, pero ahora se encontraban alejados. Adeline lo recibió con un beso en la mejilla.

- Hola Patrick ¿Cómo estas? Ha pasado mucho tiempo.

- Adeline tan bella como siempre. ¿Cómo esta Williams? - preguntó. Patrick sabía de la noticia de la muerte del hijo y había esperado para mostrar sus respetos. Tal vez demasiado.

- Ha estado muy raro este ultimo tiempo, se ha encerrado en su despacho nuevamente. Lleva varios días hablando de un famoso trato. - contestó Adeline con una voz congojada.

Para Patrick la palabras "trato" hicieron eco en su cabeza, no era la primera vez que escuchaba a Williams hablar de hacer un trato, que lo cambiaría todo. Recordó como habían resultado las cosas la ultima vez, terminando en aquel incidente que los llevaría a tomar caminos separados - Puedo pasar - dijo.

- Por favor Rosaline, acompaña al Señor Garret al despacho del Señor York - le señalo a la criada que se encontraba a su espalda.

- No te preocupes Adeline yo hablare con el - dijo Patrick siguiendo a la sirvienta hasta el despacho.

- William, abre - requiero Patrick golpeando la puerta.

William abrió la puerta y le preguntó.

- ¿Tú que haces aquí? - pregunto Williams un tanto asombrado.

- Debí haber venido antes. Lamento mucho lo de tu hijo, se que ha sido duro para ti. - contestó.

- Nuestros hijo no deberían marchar a la guerra - respondió Williams haciendo pasar a Patrick al despacho. Patrick lo siguió mirando alrededor con cierta suspicacia.

- Lo hizo para que estuvieras orgulloso del.

- Y fue un tonto por hacerlo, tu sabes que estaba orgulloso del. Más que eso lo amaba - dijo Williams cayendo sobre la silla detrás de escritorio.

- Patrick tomo una botella con Whisky que se encontraba sobre el escritorio. Sirvió dos vasos, puso uno enfrente de Williams y el otro lo llevo a su boca para dar un sorbo.

- Lo sé. Me preocupa saber como te encuentras y lo que puedas hacer.

Williams lo miró con cierta incredulidad. Patrick no podía saber nada de lo que estaba haciendo, trataría de impedirlo y su única oportunidad se escaparía para siempre.

 

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