Demasiado Tarde Para Huir
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Las noticias dicen "la loca asesina", "la tóxica", los eruditos de la materia, psicólogos tratan de hacer un perfil de mi persona...
?Cómo lo perdí?, si hasta yo me preguntó cómo paso aquello, pero si todo era tan perfecto, familia perfecta, hijos perfectos, todo magníficamente acomodado donde debía ser.
Era un día como cualquiera de octubre, un día 3 para ser exactos, salimos como de costumbre al trabajo, a nuestra labores, en mi mente seguía una duda que me quemada por dentro, siempre tiendo a sobrepensar las cosas, pero ?porque razón escondería su celular de mi?, si siempre nos hemos tenido confianza. Después de dejar a los niños en la escuela regrese a casa, y de casualidad su celular se había quedado bajo su almohada, quizá iba demasiado ajetreado al trabajo y olvidó llevarlo consigo. Me acerco al teléfono y afortunadamente no contaba con contraseña, lo cual pude desbloquear la pantalla y dirigirme a los leer sus mensajes; mientras se cargaba la aplicación, en mi mente resonaban esas palabras que mi madre me decía, "el que busca encuentra" y por un momento estuve a punto de arrepentirme, pero desafortunadamente ya era demasiado tarde, vi una conversación muy subidas de todo con una persona en su teléfono, aún recuerdo el nombre "Lucrecia", que nombre tan ordinario, pero si al leer cada una de las obsenas palabras que le dedicaba mi mente empezó a caer en la locura, me sentía tan estúpida, tan usada, tan tontamente feliz, ?era mi culpa? ?que hice mal?.
No sabía porque pero no me brotaron lágrimas, no sentí nada, quizá ya eran demasiadas las veces que en secreto había perdonado las infidelidades que ya mi corazón no sentía nada, solo mi mente quedó vacía y por momentos divagaba.
Esa tarde deje a los niños con una amiga mía, debía enfrentarlo y lo haría sola, estaba dispuesta a terminar la relación. Me imaginaba como me rogaría regresar con el, y mi cara de satisfacción al ver cómo me negaría a creerle.
El llegó con su falsa sonrisa, me quiso besar y yo lo esquivé, el ya sabía que algo sucedía o al menos lo presentía, y antes de que yo pusiese decir una sola palabra, el me dijo - quiero terminar, ya no te amo-
Yo quede impactada, era yo la que iba a terminar con el, me había humillado tantas veces, el no podría ganar, no podría ser feliz, no se lo permitiría, justo en ese momento sentí que algo se apoderó de mi, el tiempo caminaba en un modo distinto, hasta el aire ahogaba, ya no había marcha atrás, ya lo había hecho, ya lo había apuñalado una vez, veía su sangre por toda la sala, mi hermosa sala, ya era demasiado tarde para detenerme, así que seguí hasta que vi que sus ojos quedaron sin brillo, fue en ese momento que reaccione, había asesinado a mi esposo, su cuerpo yacía inherte a un lado de mis manos ensangrentadas.
En ese momento no pensé en nada, así que escape, no pensé en nadie, solo pensé en mi. Claro que estoy arrepentida, perdí a mis amados hijos que para entonces deben ser unos jóvenes y crecieron sin su madre ni su padre.
Creo que algunas personas no sabemos manejar la traición, la humillación, todo esto por no salir a tiempo de esa relación.
Por: Alejandra Arizpe