La Maldad Sin Ver
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Solo debo abrir mis ojos, pensé. No quedaba otra, había pasado de no sentir nada por un tiempo a sentir que toda mi vida me abrumaba. Debo ser madre, trabajadora, esposa.... La limpieza, la casa, ser hija y tía. Odio esto. Quiero renunciar a todo. Me preparo despacio, presentarme a ese trabajo que tiene momentos buenos y muchos malos. Presentarme a horario, escuchar las quejas (más de las que tengo yo). Y me mandan a hacer lo único que me hace olvidar todo. Ir a ese lugar donde solo lo malo existe, malo de persona, de pensamientos y de acciones. El primer grito va con agua fría.
-Levanten, si yo me tuve que levantar ustedes también!!!!!-
Una voz en el fondo de ese cuarto vacío, sucio y mal oliente dijo: - Con razón vives sola y te levantas así - y se esconde detrás de otro chorro de agua fría. Me río, me hace gracia esa ocurrencia. Si supiera. No me da lástima, ni tampoco pienso en las cosas que hago aquí. Por ahí pienso que no tengo conciencia, no tengo lástima. Habrá personas que nacen así??? Siempre pienso. Nunca pienso en esa vez que ví a esa persona morir, sabía que hacer, sabía cómo manejarme en esa clase de situaciones, solo mire, mire como se apagaba esa vida, como esos ojos se ponían vacíos, como balbuceaba y solo quedé observando que pasaba.
Siempre tuve una curiosidad, el saber el porqué, las decisiones mortales de otras personas me abrían ventanas que no podía cerrar. Ver cuerpos pendulantes, sin vida. Solo cosas colgadas. Que habrán pensado hasta el último segundo. En sus familias? En algún amor? En alguna mala decisión? Que podría llevarte hasta ese fatídico segundo. Obviamente había situaciones que ese final era como el último camino. Una enfermedad larga que te consumía, y el transitar ese sendero estaba lleno de agonía y dolor.
De pronto me avisan que debo salir. Una muerte, un accidente de tránsito. Me preparo, llevo todo. Repaso en mi cabeza: guantes, instrumental, bolsas de papel y plástico, fichas, balanza, goma, lápices.... Tengo todo. Y ya me estaban esperando, todos apurados (el muerto muerto está, dudo que tenga apuro, pensaba). Y comenzaron a pasar los minutos, y después media hora de viaje sobre ruta. Luego, agarrando un camino de tierra ya dudaba del accidente de tránsito.... A no ser que sea que lo chocaron a propósito decía en mi cabeza. Frenamos, por fin!!! Primer pie derecho y ya parecía todo irreal, poca gente, muchos policías. El cuerpo tapado. Nos acercamos. Y como en una película, un ayudante comenzó a destapar ese cuerpo. Parecía de mentira. Cómo cuando vez en las películas. No había cara. Lo que había Sido un rostro alguna vez, no quedaba rastro. Solo hueso, con algo de músculo y esos ojos fijos que gritaban la presencia del mal. La piel no existía. Ni vestigios de lo que era antes, cuando había vida. Algo de pelo en un costado, pero el cuero cabelludo no existia. El ayudante siguió destapando.... Sus pechos habían Sido arrancados, como con un cuchillo, había cortadas en los laterales de las costillas. Sin sangre. Le faltaba un brazo. Ese cuerpo ya hablaba de un salvajismo tal, una maldad tan profunda que parecía no haber dudado a la hora de la locura. Nos ponemos los guantes como si fuera un ritual. Comenzamos un exámen rápido. Costaba darla vuelta. Y no por el peso, no queríamos dañarla más, ya había pasado por mucho. Demasiado diría yo. Al pasar el tiempo, llegaron periodistas. Y escucho desde lejos, que la habrían encontrado. Después de días habría Sido finalmente encontrada la persona que estaba extravíada. Buscamos entre sus ropas alguna identificación, algo que nos indique quien era y nada. Solo quedaba confiar en los próximos estudios que confirmarían su identidad.
Luego varias horas y de esperar al camión de la morgue, dónde sería el último proceso para que luego ese cuerpo descanse nos fuimos, conversando sobre el mal. Lo único que imaginé fue las horas interminables de sufrimiento. Sus últimas horas. Tantas heridas, sin cara, esos ojos. La maldad profunda no tiene límites. Y eso era aquello. Una maldad, una frialdad de tal magnitud que no pensé que existía. Tanto daño.
Con el paso de las horas nos fuimos enterando de más cosas. Fue drogada, acuchillada, descuartizada. Nunca supe a dónde fue. Dónde la encontraron era imposible por qué no había sangre y con todo lo que sufrió, deberia estar sobre un charco. No, no fue ahí, tampoco en la casa de los culpables. Que solo confesaron que fue un rito. Solo eso.
Lo que nunca mencionaron tampoco fue la falta del brazo, ni de la cabellera. Ni de su cara. Nunca nadie dijo nada. Habrá algo más???.