¿Cómo Se Siente?

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Era un día silencioso, no me sentía del todo bien, baje de la cama y sentía como mis pies temblaban, hice todo el esfuerzo para ir al baño, cuando me vi al espejo me costó distinguir mi reflejo, abrí y cerré los ojos pero seguía borroso, busqué una toalla y trate de limpiar el espejo bruscamente, nada funcionó. Baje las escaleras hasta la cocina, me prepare el desayuno como todos los días, cuando dirigí la mirada hacia el sillón, lo vi, no sabía exactamente que era, pero lo ví, no podía apartar mí mirada. Era una sombra que me acompañaba, que me inquietaba, me intente acercar y no hizo nada, solo estaba quieta como esperando algo, pero sentí culpa y me pregunte porqué. Cuando iba a tocarla, escucho que alguien baja de la escaleras gritando mí nombre Julieta, Julieta, Julieta, me asusté porque era un grito amenazante y desgarrador, me escondí en el comedor en un espacio que tenía en un mueble, procuré no hacer ningún ruido, pero dejé las puertas entre abiertas para ver... Y sí, ví quien bajo por las escaleras, era un hombre con un cuchillo en su mano y una sonrisa en su rostro, una que me paralizó completamente de miedo, estaba empapado de sangre, me buscaba desesperado y recordé, recordé que tenía un esposo llamado Jorge, quien bajo por las escaleras y dos hijos, una niña de 5 años llamada Ana y un niño de 3 llamado Gastón. No lo dude, esa sangre solo podía provenir de ellos, mis niños y la siguiente era yo. La sensación de angustia y pena invadían mí cuerpo, pero la culpa, esa nunca me abandonó. Pensé, ¿quien podría lastimar a esos dos angelitos?, ¿por qué?, solo un monstruo.  Reuní el valor y salí cuando Jorge no me veía, agarre un cenicero de vidrio y le di un golpe en la cabeza lo más fuerte que pude, tomé el cuchillo y lo mate, fui corriendo donde mis hijos y ambos estaban muertos en sus camas, lloré y grite hasta que no pude más, baje las escaleras y me senté en el sillón desolada, la sombra seguía ahí. De un momento a otro esa sombra se fue transformando y tomo la forma de un demonio, me asusté y quise salir corriendo, pero me agarró la mano y me dijo, ¿aún no lo recuerdas verdad?, no sabía de qué hablaba, pero me dijo, esté es tú infierno, vivirás esto todos los días hasta que puedas recordar lo que realmente pasó y aceptar tú maldad, debes recordar y admitir lo que hiciste, no debo ser yo quien te lo recuerde, pero nuevamente aquí vamos. Tú asesinaste a tus hijos por celos, querías ser la única a quien amara tú esposo, odiabas a tus hijos, los despreciaste desde que nacieron y los hiciste pasar un infierno en vida, hasta que un día los asesinaste mientras dormían, tomaste un cuchillo y los apuñalaste hasta que te cansaste, ellos te amaban y lo último que vieron fue a su madre con un cuchillo y una sonrisa, cuando tú esposo se levantó de la cama y te descubrió, intento detenerte, pero también lo mataste mientras gritabas su nombre Jorge, Jorge Jorge, luego de esto te suicidaste. La culpa que sientes no es por lo que hiciste, no es por tus hijos, lo que sientes es porque mataste a tú esposo a quien amabas obsesivamente y que ya no podrán estar juntos. Esté es tú infierno y vivirás esto cada día por la eternidad, pagarás y sentirás lo que ellos sintieron.

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