Viral
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Lucil, como todas las influencers, apareció casi de la nada, un video viral y ya las marcas le ofrecían canjes, la invitaban a eventos, y la monetización de sus redes, le permitió en poco tiempo presumir sus extravagantes gustos. Un túnel de cristal conectaba la piscina directamente con la sala de la mansión estilo Barbi Malibú, que ella recorría montada en una llama teñida de azul; hecho por el que estuvo en la mira de las sociedades protectoras de animales y que fue trending topic, en América y Europa. Su colección de pastillas para dormir, compradas en distintos países del mundo, era una pequeña muestra de su falta de escrúpulos y de su adicción a la fama.
Sus seguidores enloquecían por cada nuevo video en el que Lucil, narraba supuestos casos de traumas de la infancia sufridos por sus primos venezolanos, mientras se maquillaba, con las más renombradas marcas. Ella conocía perfectamente el valor del morbo en una sociedad rota y el valor de la juventud, que lamentablemente no es eterna.
El Dr. M. la contactó para ofrecerle los milagros del maquillaje elaborado con placenta de gemelos, que prometía devolverle los años que el estrés por mantenerse en la cresta de la ola, le iban arrebatando. Su agente, le consiguió vuelos en primera clase hasta Porto Alegre, donde la esperaba el especialista, un hombre, alto, de pequeños ojos azules hundidos en el fondo de huesudas cuencas.
La fórmula había sido testeada en “voluntarios” de las favelas de San Paulo y Río de Janeiro, pero lo que más enorgullecía el facultativo, eran los resultados obtenidos en las víctimas del glifosato y otros pesticidas utilizados en los campos de tabaco y soja, del sur del país, y que estaban fotografiados en un amplio registro que él mostraba extasiado de placer y alegría.
Su agente, hizo la pregunta que Lucil, jamás hubiera hecho
-¿Efectos colaterales o reacciones adversas?
- La verdad, ese es el efecto colateral, la verdad sale a la luz- contestó el Dr. M. y Lucil, sacó a su agente de las negociaciones, ella ya había visto la suficiente evidencia.
Así fue, la verdad salió al mundo en un live que tuvo millones de reproducciones. El maquillaje de placenta de gemelos, desarrollado por el Dr. Cristhian Mengele, permitía que afloraran la luminosidad o la oscuridad de quien lo usara, podía ser sólo una leve ojera, o como en el caso de Lucil, el rostro podía iluminarse como la más fría y macabra porcelana, endurecidas sus facciones, turbia la mirada, mordaz la boca de palabras afiladas. Ni las toallitas húmedas o el agua micelar, pudieron revertir el estado de su nueva piel, que invitaba a sus seguidores a sumarse al reto de exponer su ser ante las cámaras. Pocos brillaron, algunos destacaron por sus crímenes a sangre fría, pero la gran mayoría, engrosó las filas de cobardes rufianes que oscurecían sus casas, sus aulas o sus lugares de trabajo, sembrando miedo, tristeza y desilusión entre pares, preparando el terreno para la vuelta recargada del imperio de Adolfo.
Lucil, como todas las influencers, apareció casi de la nada, un video viral y ya las marcas le ofrecían canjes, la invitaban a eventos, y la monetización de sus redes, le permitió en poco tiempo presumir sus extravagantes gustos. Un túnel de cristal conectaba la piscina directamente con la sala de la mansión estilo Barbi Malibú, que ella recorría montada en una llama teñida de azul; hecho por el que estuvo en la mira de las sociedades protectoras de animales y que fue trending topic, en América y Europa. Su colección de pastillas para dormir, compradas en distintos países del mundo, era una pequeña muestra de su falta de escrúpulos y de su adicción a la fama.
Sus seguidores enloquecían por cada nuevo video en el que Lucil, narraba supuestos casos de traumas de la infancia sufridos por sus primos venezolanos, mientras se maquillaba, con las más renombradas marcas. Ella conocía perfectamente el valor del morbo en una sociedad rota y el valor de la juventud, que lamentablemente no es eterna.
El Dr. M. la contactó para ofrecerle los milagros del maquillaje elaborado con placenta de gemelos, que prometía devolverle los años que el estrés por mantenerse en la cresta de la ola, le iban arrebatando. Su agente, le consiguió vuelos en primera clase hasta Porto Alegre, donde la esperaba el especialista, un hombre, alto, de pequeños ojos azules hundidos en el fondo de huesudas cuencas.
La fórmula había sido testeada en “voluntarios” de las favelas de San Paulo y Río de Janeiro, pero lo que más enorgullecía el facultativo, eran los resultados obtenidos en las víctimas del glifosato y otros pesticidas utilizados en los campos de tabaco y soja, del sur del país, y que estaban fotografiados en un amplio registro que él mostraba extasiado de placer y alegría.
Su agente, hizo la pregunta que Lucil, jamás hubiera hecho
-¿Efectos colaterales o reacciones adversas?
- La verdad, ese es el efecto colateral, la verdad sale a la luz- contestó el Dr. M. y Lucil, sacó a su agente de las negociaciones, ella ya había visto la suficiente evidencia.
Así fue, la verdad salió al mundo en un vivo que tuvo millones de reproducciones. El maquillaje de placenta de gemelos, desarrollado por el Dr. Cristhian Mengele, permitía que afloraran la luminosidad o la oscuridad de quien lo usara, podía ser sólo una leve ojera, un destello en la mirada, o como en el caso de Lucil, el rostro podía iluminarse como la más fría y macabra porcelana, endurecidas sus facciones, turbia la mirada, mordaz la boca de palabras afiladas. Ni las toallitas húmedas o el agua micelar, pudieron revertir el estado de su nueva piel, que invitaba a sus seguidores a sumarse al reto de exponer su ser ante las cámaras, con los productos del Dr, M. Pocos brillaron, algunos destacaron por sus crímenes a sangre fría, pero la gran mayoría, engrosó las filas de cobardes rufianes que oscurecían sus casas, sus aulas o sus lugares de trabajo, sembrando miedo, tristeza y desilusión entre sus pares, preparando el terreno para la vuelta recargada del imperio de Adolfo.