La Sonrisa De Jinet
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Tenia una cabellera tan larga como abundante. El reloj marcaba las 12 y ella no podía dormir. Frente suyo había una ventana y detrás una hermosa noche estrellada. Pero la oscuridad de la noche inquietaba a Jinet. A sus 92 años todavía la asustaba esa espesa negrura que tapaba toda la habitación.
Nunca voy a hacerme amiga de ella- Pensaba- mientras jugaba a enredar y desenredar la punta del pelo de su larga trenza.
Jinet en ese preciso instante recuerda su infancia, particularmente esa noche, porque había en ella algo de aterrador.
Ella era una de esas niñas sensibles que todo lo sentían, y por eso sospechaba que acechaban cosas inexplicables en la noche, cosas que no se atrevían a asomarse a la luz del día. Recuerda que particularmente había una figura que la asustaba, un hombre con mirada siniestra y sonrisa macabra, parado siempre en la punta de su cama. Tenia unos ojos penetrantes llenos de maldad, y realmente ella sentía cercana la muerte.
Al ver esta figura gritaba desconsoladamente, su mamá quien dormía en la habitación contigua se acercaba, prendía la luz y la abrazaba, a Jinet le consolaba su presencia, aunque era algo escueta. Al rato de decirle que en la habitación no había nadie, se iba apagando la luz como si fuese cosas de niños, pero Jinet seguía viendo la figura. Con sus ojos negros y grandes la miraba como intentando develar que quería, a veces simplemente se tapaba hasta la cabeza deseando que llegue el amoroso y seguro día.
Había olvidado este recuerdo, esa figura la acecho por varios años, pero esa noche no sabía porque, tenía algo distinto. Se sentía un poco rara, tal vez mareada, podía llamar a su nieto que estaba en la habitación de junto, pero no confiaba demasiado en él, hacia un tiempo se había mudado allí diciendo que ella estaba grande y necesitaba ser cuidada, pero nunca lo había visto interesado en ella, sino mas bien en su enorme casa, de la cual era el único heredero con vida.
Jinet se sentía molesta por su presencia, pero ahora le preocupaba mas develar que era esa figuraba que veía por aquel entonces, sus pensamientos quedaron inmersos en recuerdos, algunos de ellos eran borrosos, pero lo que era seguro es que, durante mucho, mucho tiempo ese hombre la miraba, mientras más recordaba se sentía más mareada, sus ojos pesados, y su cuerpo que se hundía en el colchón.
Pensó en gritar para pedir ayuda, le dio miedo su malestar, pero ya no tenia fuerzas, miro hacia su costado derecho y vio unas pastillas que había tomado para dormir. Tal vez había tomado demasiadas, sintió un sudor frio por todo su cuerpo y lentamente empezó a dormitar. No sabe cuanto tiempo paso dormitando hasta el momento siguiente que abre sus ojos y ve frente a ella la figura siniestra de su infancia, la mirada aterradora, desafiante, la sonrisa macabra, siente terror porque ahora ni siquiera puede gritar o moverse, su cuerpo esta entumecido, y su mamá no está para venir a salvarla.
-¿Quién sos? ¿Quién sos? Alcanza a murmurar con la voz quebrada y casi sin fuerza.
Siente que se hunde en el colchón y piensa que debe ser una parálisis del sueño, había escuchado hace poco hablar de eso en la televisión.
-Si Jinet cálmate es solo eso, ahora dentro de poco te vas a despertar del todo, es porque la mente y los sentidos se despiertan antes que el cuerpo. Y se suelen tener algunas alucinaciones, algo asi había explicado un renombrado medico de un programa que acostumbraba a mirar por las tardes.
Siente mucho miedo, mucho mas que cuando era niña, porque la muerte no estaba tan cerca como ahora, por lo menos eso creía , su mamá tampoco estaba para abrazarla, para decirle que esas cosas no existían,mientras ella se consolaba con el aroma a champú que despedía el pelo de su mamá, agarrando la tela de su camisón, y sintiendo ese perfume que jamás volvió a sentir, el perfume a mamá.
Cada vez sentía más y más pánico la figura seguía ahí mirándola como esperando algo.
¡Hay dios mío! Piensa, si es la muerte que viene a buscarme, ¿si es de esta manera como se ve?, quien sabe como se ve, siempre imaginó que en sus últimos minutos iba a venir a buscarla su mamá, su abuela o su mascota, jamás imagino que iba a venir semejante monstruo.
-¡¡¡¡No me quiero morir asi, Dios ayúdame!!!! Empieza a rezar cuando la figura se acerca a ella cada vez mas y al hacerlo Jinet se desespera, la oscuridad era abundante y abrumadora, pero al ver mas cerca a este hombre iluminado con apenas un rayo de luz de luna, vislumbra una cara conocida.
- ¿Mi nieto?
Intenta gritar, pero la voz no le sale, su nieto se acerca, sigue con la misma sonrisa macabra, agarra una almohada y la coloca encima de la cara de Jinet.
Jinet piensa que tal vez no se puede uno escapar de su destino. ¿Podía ser que cuando era niña veía su propia e inevitable muerte?
-Si así era, en verdad lo que veía era su propio nieto.
Hace unos meses atrás Jinet había puesto la casa a nombre de un vecino que durante muchos años la había ayudado de manera muy amable y desinteresada, junto a su escribano habían tramitado todos los papeles, y mientras se iba despidiendo de la vida, empezó a esbozar una sonrisa pensando en su nieto y la sorpresa que se llevaría cuando sepa que no iba a heredar nada.
Te vencí- Pensó Jinet, te vencí, te vencí,hombre de la oscuridad.
Ya casi no le quedaba aire que respirar,era algo doloroso, pero la satisfacción era enorme, Jinet no podría haber evitado su muerte, pensó
- Debe haber en algún lugar un libro escrito, sobre la hora, día exacto y forma de morir de cada ser humano, y el suyo estaba escrito desde que había nacido, año tras año en su infancia había visto a su asesino. Sus ojos se van cerrando y en su ultimo suspiro en verdad largo una carcajada estrepitosa, su nieto pega un salto y suelta la almohada.
Y cuando mira ve en la vieja una expresión macabra y burlona. Le genera demasiado miedo como para tapar sus huellas. Corre despavorido a su habitación, se encierra con llave y se tapa hasta la cabeza. Esa sonrisa lo acompañaría hasta el día de su muerte.
Y así fue como Jinet murió con una sonrisa en su rostro pensando que al final había vencido a aquel hombre que la acechaba en la oscuridad.
FIN