Crepúsculo Eterno
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El planeta Aeltherion siempre vivió bajo sus soles, Lux y Umbrax, que tenían perpetuos ciclos de luz brillante y oscuridad impenetrable. Sus habitantes se había adaptado a esta división, pero el equilibrio tambaleaba. Krale Ardyn, un cartógrafo estelar marcado por la tragedia, había perdido a su familia en un ataque de los Nocturnos, fanáticos de la oscuridad. Al unirse a los Luminosos, defensores de la luz, encontró propósito. Sin embargo, cuanto más tiempo pasaba con ellos, dudaba de su ideal. Una noche, Krale recibió un mensaje de Saria Veyra, una mecánica que trabajaba con tecnología híbrida. Ella descubrió un artefacto: el Prisma del Crepúsculo. Este objeto podía unificar la luz y la oscuridad o desatar una gran destrucción. Reunidos en un lugar oculto, ambos contemplaron las infinitas facetas del Prisma, que muestra fragmentos futuros posibles y memorias pasadas, reviviendo los momentos más oscuros de sus vidas.
Buscando respuestas, recurrieron al Dr. Elías Quorra, un exiliado. En su laboratorio, Quorra reveló que el Prisma era un intento de una civilización perdida, de armonizar luz y oscuridad que había fracasado catastróficamente. Pero el Prisma solo podía ser activado por un ser equilibrado de ambas fuerzas. Entonces, Nyx, una figura misteriosa apareció entonces, afirmando ser la clave para activar el Prisma. Con desconfianza, aceptaron su ayuda. Así abren “La Brecha”, una dimensión surrealista dentro del Prisma, enfrentando visiones que desnudaron sus almas. Allí, Nyx revela su verdadera naturaleza como manifestación del Prisma. Pero Krale y Saria, debían fusionarse para equilibrar aquellas fuerzas. En un acto de fe, ambos aceptaron. La energía liberada transformó Aeltherion en un mundo de crepúsculo perpetuo, donde luz y oscuridad coexistían.
Desde la frontera del nuevo mundo, sus habitantes contemplaron los soles gemelos, símbolos del equilibrio alcanzado, recordando que solo en las sombras más profundas puede hallarse la verdadera luz.