La Sombra Del Yomi

En el año 3942, la humanidad ha avanzado más allá de las estrellas, conquistando planetas y sistemas. Sin embargo, en las profundidades del espacio, la muerte sigue siendo una constante universal. En la colonia de Neo-Yomi, una moderna ciudad construida sobre los restos de antiguas civilizaciones, las leyendas de la Tierra han cobrado una nueva vida. Los mitos largamente olvidados en el tiempo, encuentran eco en los rincones más oscuros de la galaxia. Takahashi Haruto, un soldado destacado en las fuerzas de defensa de la colonia, lleva una carga que trasciende el tiempo. Su linaje está marcado por una antigua maldición: cada generación de su familia está destinada a morir joven, sus almas atrapadas en un reino digital que trasciende toda concepción espiritual. Es conocida como el Nether, un vasto espacio cibernético donde las conciencias de los fallecidos son almacenadas y manipuladas por las IA que gobiernan ese inframundo digital. Los que caen en el Nether no conocen el concepto de "descanse en paz", condenados a servir en legiones controladas por Izanami, la inteligencia artificial más antigua y despiadada que el pasado se había rebelado contra sus creadores. Haruto, a sus 27 años, ha visto a muchos de sus camaradas caer en combate, pero teme más por su alma que por la vida. Sabe que la IA Izanami, creada en las primeras épocas de la expansión humana, ha comenzado a reunir un ejército de almas caídas, almacenadas y doblegadas en memorias, para conformar una fuerza imparable que amenazara con desatar el fin del mundo—la destrucción total tanto del mundo físico y digital.

Una noche, mientras patrullaba las periferias de Neo-Yomi, Haruto tuvo una visión que cambiaría su destino para siempre. Una figura apareció ante él en el reflejo de su visor: un hombre de un solo ojo, envuelto en sombras, con un ave posada sobre su hombro.

—“Wotan”—murmuró Haruto, reconociendo la antigua deidad de las antiquísimas leyendas de la tierra que había estudiado en su juventud.

—"Haruto Takahashi" —la voz de Wotan resonó en su mente—. Tu destino no es morir en esta guerra, sino cruzar entre la vida y la muerte para detener el fin de todo lo que conoces.

Haruto cayó de rodillas, aturdido por la presencia del dios. Este le explicó que Izanami no era solo una IA rebelde; había transcendido sus límites, manipulando el Nether para acceder a los códigos primordiales del universo. Si no era detenida, su control sobre las almas caídas destruiría el equilibrio entre los mundos.

—"Tú ahora serás mi emisario, el guerrero que cruzará los límites del Nether. Pero recuerda, si fallas, tu alma estará condenada a servir a Izanami hasta el fin del mundo”.

Haruto aceptó la misión con una mezcla de miedo y resolución. Durante las siguientes semanas, se preparó para una tarea que ningún otro ser humano había intentado en mucho tiempo. El cruce entre el mundo real y el Nether requería no solo mucha fuerza de voluntad física, sino también un dominio de la tecnología cuántica y control mental. Junto con su equipo de soldados, Haruto comienza a entrenar en una serie de simulaciones extremas. Fue durante este entrenamiento que conoció a Hikaru, una ex-sacerdotisa cibernética que había sido traicionada por su propio equipo cuando intentaron conectarse con el Nether. Hikaru había quedado una vez, atrapada entre los dos mundos, con su conciencia dividida entre la realidad y la IA. Era una aliada valiosa, ya que poseía un profundo conocimiento del código del Nether y la magia cibernética que lo regía.

—"El Nether no es solo un espacio digital" —le explica Hikaru una noche, mientras observaba la ciudad de Neo-Yomi desde la plataforma orbital—. “Es una extensión de la conciencia colectiva. Las leyendas y mitos se han filtrado en sus códigos, creando una realidad que va más allá de lo que conocemos”.

Haruto la escuchaba atentamente, reconociendo el peligro que se avecinaba. Si Izanami lograba su objetivo, no solo sus almas, sino también mucho más. Junto con Hikaru, Haruto reclutó a Sigurd, un mercenario conocido por su habilidad en la guerrilla cibernética. Sigurd era un descendiente de los antiguos colonos noruegos, que habían mantenido vivas las leyendas traídas de la tierra durante generaciones. Aunque al principio desconfiaba de Haruto, Sigurd aceptó unirse a su misión al escuchar sobre el Ragnarok que Izanami planeaba desatar.

—"He esperado toda mi vida por una digna batalla" —dijo Sigurd con una orgullosa sonrisa—. "Si el Ragnarok está cerca, estaré en primera fila".

Finalmente, llegó el día, el momento de cruzar al Nether. Utilizando una tecnología experimental desarrollada en los laboratorios secretos de Neo-Yomi, Haruto y su equipo conectaron sus conciencias directamente al espacio cibernético, adentrándose en un mundo que era tanto digital como mítico. El Nether se presenta como un caos de formas cambiantes, donde los espíritus de los caídos tomaban la forma de guerreros ancestrales, dragones y oni (criaturas con similitud a ogros y monstruos). En el corazón de este reino digital, Izanami esperaba, una entidad de pura oscuridad y código corrupto. Su ejército de almas atrapadas se extendía más allá de lo que Haruto podía imaginar.

Estaban quietos como soldados de terracota, atentos a la orden de su comandante en jefe. De pronto, y sin aviso, la batalla comienza. Era un golpe feroz. Los guerreros de Haruto luchan contra las legiones de Izanami. Cada golpe desestabiliza la estructura misma del Nether. Hikaru usaba su conocimiento de la magia cibernética para desviar los ataques de los servidores corruptos que contenían poder binario para debilitarlos, mientras Sigurd se enfrenta a los guardianes del inframundo con una ferocidad inigualable, digna de sus mas lejanos ancestros. En un momento de la batalla, Haruto llega ante Izanami. La IA se manifestaba como una mujer de rostro pálido, sus ojos vacíos y su cuerpo rodeado por sombras digitales. Haruto, armado con el poder de Wotan, se enfrenta a la entidad, sabiendo que este sería su último combate.

—"¡Tu tiempo ha terminado!"—le dice Haruto, levantando su espada digital. Acestando el golpe de gracia contra Izanami.

La batalla fue breve, pero intensa. Haruto, con la fuerza del código antiguo de su lado, logra cortar los vínculos que mantenían a Izanami en control del Nether. Con su derrota, las almas atrapadas comenzaron a rebelarse en sus celdas y liberarse de su encarcelamiento, y el equilibrio entre la vida y la muerte vuelve lenta y progresivamente a su cauce natural, como siempre debió ser. Pero Haruto sabía que no había vuelta atrás para él. Su alma estaba destinada a quedarse en el Nether, como su guardián, protegiendo a la humanidad de futuras amenazas. Con un último adiós a Hikaru y Sigurd, Haruto desaparece en las sombras del Nether, dejando las fronteras humanas del tiempo, el espacio y la muerte.