Un Breve Acto De Mímica
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Un Breve Acto de Mímica
Mia colocó saquitos de té en las dos tazas de color lila que había sobre la mesa ; las colmó de agua caliente, y a una de ellas, le agregó unas gotas de limón . Se sentó ,y después de dar el primer sorbo ,le dijo a Pablo que el desayuno estaba listo . Hacía largos minutos que Pablo miraba a través de la ventana . Compartieron el desayuno sin cambiar palabras ni miradas . Cuando terminaron ,Pablo le agradeció a Mía la deferencia de agregarle gotas de limón a su té ; y antes de que ella recogiera su abrigo y se marchara, le preguntó adonde estaba la llave del otro dormitorio. Mía lo miró y sonrió . Recogió su abrigo que estaba en un perchero, y de uno de sus bolsillos , extrajo un juego de llaves ,desprendió una y la dejó sobre la mesa .
Parado nuevamente al lado de la ventana, Pablo miró la llovizna y el frío intenso denunciado por las personas que caminaban encogidas y abrigadas hasta los ojos . Recorrió con la mirada la ciudad hasta fijarla en un retazo verde que aparecía tras esa llovizna plomiza y fría .
Mía regresó tarde ese día ,aunque no tanto como lo había hecho un mes atrás . Aquella noche fue la primera y última vez en que Pablo le preguntó sobre el motivo de su llegada a deshora . Una sonrisa con un dejo de ironía fue la respuesta de ella .
Al día siguiente repitieron la rutina :el té, las gotas de limón en el té ,y la abstracción de Pablo al lado de la ventana . Sin embargo, él rompió el silencio al contarle que el día anterior ,después de que ella se marchara ,él había salido a caminar . Lo había hecho sin un plan , y en lo azaroso de ese andar había llegado hasta la plaza . Pablo le contó a Mía que al caminar por esa plaza había recordado los hermosos momentos compartidos . También ,y no menos importante ,esa plaza ,con su eterna atmósfera artística , le había despertado el deseo de volver a dedicarse al arte callejero . Quizás si caminaramos juntos ...y podría haberle contado que en uno de los bancos de la plaza aún estaban escritos sus nombres ,como si el tiempo ,esperando por ellos ,los iba borrando de a poco . Pero Mía no se lo permitió . Mía ya no estaba ,nunca estaba . Entraba y salía dejando el departamento fragante a perfume nuevo ,y junto a la fragancia ,su voz insistiendo en la necesidad de hablar cuanto antes .
Cuando Pablo se repuso de la ausencia en que lo había dejado la indiferencia de Mía ,recogió la llave que aún estaba sobre la mesa y entró al otro dormitorio . Ese otro dormitorio era un mundo que ambos habían construido en otro momento para habitarlo fascinados Nuestra cajita ,solían llamarlo . Lo primero que vio Pablo al entrar fue un cartel metálico algo oxidado con la leyenda “Bienvenidos a mi Parque” . Las paredes del cuarto estaban abarrotadas de estantes y estos ,a su vez ,de cajas y demás objetos . En el medio del cuarto había una mesa ,y sobre la mesa ,algunas herramientas de mano . A un costado ,de un perchero de hierro, colgaban algunos trajes que remitian a otras épocas ; y a continuación ,una sábana algo ráida apenas ocultaba un espejo grande .Dos sillas encimadas en un rincón completaban el decorado de ese cuarto . De uno de los estantes, Pablo alcanzó una caja ,la colocó sobre la mesa y extrajo su contenido :un pequeño espejo ,unos recipientes diminutos y redondeados ,y un paño de color negro . Al cabo de algunos minutos de echar mano a un oficio bien aprendido ,el pequeño espejo le devolvió un rostro pálido, que mutaba en muecas exageradas, de la alegría al llanto y de la tristeza al asombro . Sin dejar de estirar su rostro , se probó delante del espejo grande cuánto traje había en el perchero de hierro ...y Pablo fue un estatua viviente representando a Cirano , Arlequín y también al Quijote , Siempre con una flor en la mano . Sobre la mesa fue colocando cajas de tamaños y colores diversos . En una caja encontró enrollados unos banderines con las palabras Amor ,Felicidad y Alegría . Ahora estaban arrumbados en esa caja , cuando un tiempo atrás , ampliaban el diminuto departamento colgando de sus paredes. Lo ampliaban tanto que Mia y Pablo corrían por él . Otra caja … ,una caja pequeña, que tenía dibujados corazones en la tapa y en los costados , lo atrajo . De ella sacó la cabeza de una marioneta ,a la que miró primero con curiosidad , después con fijeza y hasta con embeleso , como si en esos ojos vidriosos ,de bolilla ,encontrara alguna correspondencia . Antes de abandonar el cuarto ,Pablo restituyó los trajes y las cajas ,dejando sólo en la mesa la cabeza de la marioneta . En la pequeña caja vacía, que colocó nuevamente en un estante ,pudo leer ,en uno de los corazones ,la palabra Groucho. Estaba escrita con puntos , hechos con un papel glacé brillante . Así que te llamas Groucho .Nunca te había visto o no me acuerdo haberte visto ¿Te gustaría conocer a Mía ? o ¿ ya la conoces ? ,dijo Pablo ,mirando , de nuevo , esos ojos vidriosos , de bolilla, de la marioneta . Con la cabeza de la marioneta en la mano , apagó la luz del pequeño cuarto ,después apagó el resto de las luces del departamento y se recostó en el sofá donde dormía desde hacía algunos meses . Mía regresó unas horas después : entró directamente a su dormitorio, encendió la luz y comenzó a desvestirse . Por la puerta entreabierta ,Pablo observó el contorno de su desnudez . Minutos más tarde cuando el recuerdo de una cama compartida le sugirió que Mía ya dormía , entró al cuarto , colocó la cabeza de la marioneta en la cama y se sentó para mirar la desnudez completa de Mía . Luego salió de la habitación y dejó la cabeza de la marioneta , con sus ojos de bolilla brillando sobre la mesa de trabajo del otro cuarto . Mía seguía durmiendo ,y él se durmió un poco más tarde . Todo era oscuridad en el departamento, salvo los ojos de la marioneta .
Días después compartieron otro desayuno ,aunque el frío sin llovizna fue la excusa que le sirvió a Pablo para abrir una conversación.
—Estuve en el otro cuarto —Le contó Pablo -- ¿ Cuándo fue la última vez que entraste ?
—Hubo un tiempo en el que me quedaba hasta muy tarde en ese cuarto esperando a que la puerta de entrada se abriera ,y a veces, se abría al día siguiente. ¿ Te acordas de ese tiempo ?
Las preguntas de uno podían rebotar en el silencio del otro ,pero como es en el silencio donde se despliega el arte del mimo ,quizá en esto pensó Pablo ,cuando decidió extender su mano derecha y señalar un punto en la nada . Mía tardó ,pero aceptó ser su reflejo . Extendió su mano y con los dedos convergiendo dibujaron un corazón en el aire ,que al romperse ,terminaba en mutuas caricias en el rostro . Jamás necesitamos de palabras para entendernos ,dijo Pablo . Mía le alcanzó una servilleta de papel y le pidió que se limpiara la cara . Ya no me interesa la mímica ,le dijo después.
Con diferencia de minutos ambos salieron . Fue él quien regresó primero trayendo consigo unos recortes de madera que colocó sobre la mesa de trabajo del otro cuarto . Después de tomar un café y de mirar la ciudad por la ventana ,Pablo tomó una hoja de papel y comenzó a dibujar ,repasando una y otra vez las líneas de su dibujo . La forma final de ese dibujo mostraba un desnudo femenino mezquinado por una puerta que parecía cerrarse . Miró el dibujo , repasó con su dedo índice algunas líneas para suavizarlas y lo puso debajo de la cabeza de la marioneta . Luego ,con una herramienta de mano, comenzó a desbastar los recortes de madera . Enfrascado en esa tarea escuchó el ruido de llaves y la puerta que se abría ,y sólo al cabo de algunos minutos ,escuchó aquel ruido replicarse . Cuando interrumpió su trabajo fue hasta la cocina y encontró una nota : Mía regresaría dos días después .
En ese lapso ,Pablo no salió del departamento, y sólo a intervalos ,lo hizo del cuarto . Repartió su tiempo entre vaciar y redescubrir las cajas ,y en perfeccionar su trabajo . Con movimientos que alternaban entre enérgicos y suaves , llevó a cabo la segunda fase del proceso que consistió en lijar y pulir los recortes de madera . También los alzaba ,como comprobando el peso y acople exacto a sus manos . Cuando esos recortes alcanzaron la textura y línea deseada , los colocó sobre la mesa de trabajo y procedió a perforarlos. En una de las tantas cajas que había en el cuarto encontró una soga ,una larga soga que cortó en varias partes y las introdujo por los agujeros de los recortes . Los tomó con firmeza ,y con la cabeza de la marioneta al lado , como si fuese el espectador de una obra , los desplazaba en el aire dibujando formas y recitando diálogos . Después de algunos minutos ,Pablo envolvió los recortes de madera con la hoja del dibujo y los colocó al lado, pegado a la cabeza de la marioneta. Salió del cuarto y abrió la ventana para que una tibia resolana entrara al departamento.
Mía regresó un lunes ,a la hora en que a diario compartían el desayuno . Pablo estaba sentado en el sofá . Se reconocieron con un hola. Él la siguió con la mirada . Ella entró a su dormitorio y luego fue a la cocina . Al rato , Mía le dijo a Pablo que su desayuno estaba listo . Mientras él terminaba su té ,ella disponía algunas prendas sobre su cama . Hablaba para sí, pero en un tono para ser escuchada desde cualquier lugar de ese pequeño departamento. Habló de algunos días que prefería olvidar , y de la estrechez del departamento que no la dejaba respirar . También habló que ya no era la misma persona y que había decidido cambiar . Cuando dijo que ya no hacía falta ninguna conversación, el se acercó y se paró en la puerta del dormitorio .
—Es cierto ,jamás necesitamos de palabras —dijo Pablo ,y la invitó a entrar al otro cuarto. Con la misma demora y desgano con el que había aceptado representar aquel breve acto mímica ,Mía lo siguió . .
—Está igual que siempre —Dijo Pablo — . Las cajas están en su lugar ,y los trajes ...los trajes están a la espera de que alguien les de vida . También hay una marioneta que tiene mirada humana .
Mía sonrió . Cuando entraron al dormitorio, ella apenas entornó la mirada . Sobre la mesa estaban los recortes de madera y la cabeza de la marioneta.
—¿ Conocías a Groucho ? — preguntó Pablo .
—Yo le puse ese nombre —respondió Mía — .Lo encontré una noche en un parque de diversiones vacío , lo traje , y con el tiempo , dibuje los corazones en su caja .
Al costado de la mesa había dos sillas dispuestas una frente a la otra . Se sentaron y Pablo le pidió a Mía que extendiera su mano . Ella dejó sus manos entre las de él, solicita ,permitiendo , incluso, que las marcara. Pablo las marcó con una cruz . Primero lo hizo en las palmas y luego en el reverso de cada mano ,al tiempo que le confesaba que desde hacía algunos días lo quemaba el deseo de dedicarse al mundo de las marionetas . Cuando Pablo concluyó la operación de marcar las manos de Mía ,ella acercó su rostro al de él, y en un susurro de voz , le dijo :
—La importancia de haber compartido un hábito . Dentro de poco lo que te quemara por dentro no es el deseo .
Mia se levantó de su silla ,desasida de unas manos que pronto comenzaban a perder fuerza . Fue hasta su dormitorio y regresó con un bolso negro . Pablo se había retorcido en la silla dejando caer su cabeza sobre la mesa . En el bolso negro, Mía colocó primero los recortes de madera y le agradeció a Pablo por el buen trabajo que había hecho . A continuación colocó la cabeza de la marioneta ,no sin antes prodigarle una dulce y sostenida mirada a esos ojos vidriosos , de bolillas . Regresó a su silla e imitó la posición en la que había quedado Pablo .
—¿ A vos también te hablaba Groucho, verdad ? —dijo Mía ,mirando los ojos fijos y sin vida de su antiguo compañero de mímica .