La Deuda

star star star star star

Hace tiempo Cayó Hueso no visita este barrio, pero se respira el mismo aire de veinte años atrás cuando visitó al Cojo Alonso por primera vez: un aire de frustración sin motivación alguna que no fuera el alcohol, el juego o alguna que otra droga más o menos fuerte, más o menos disimulada, ahora reforzada con esos nuevos inventos tecnológicos que emitan el cerebro de los más jóvenes debido a su uso descontrolado y acrílico. Sonríe para sí al reparar que emplea el mismo lenguaje moralista de Gustavo, su re educador penal.

En el trayecto hacia donde se dirige, no presta atención a un vehículo blanco,  tipo wagon, todo cerrado y de cristales calobar en las ventanas de las puertas, con climatización interior funcionando, tres cuadras antes de llegar a lo del Cojo Alonso; tampoco le llama la atención la presencia de dos hombres sobre un auto Lada con el capó abierto --cual boca metálica que se los fuera a tragar--; ni levanta su curiosidad un hombre negro, en camiseta, sentado a la puerta de un solar, con el brazo derecho tatuado que utiliza para sacar un pañuelo rojo y se lo pasa por el rostro, carente del más más mínimo signo de sudor.

 

 

 

 

Si que gustan los relatos compartelos, así ayudarás a los escritores a darse a conocer. Gracias. Postpad.net

Últimos Relatos

story-paragraph

En el Medio Oriente, Aiko, una ingeniera aérea, descubre un espejo de jade con grandes poderes celestiales. Junto a Hiroshi, enfrenta una lucha de poderes. Despertando a los dioses mecánicos para restaurar la armonía, forjando un equilibrio en el cielo metal y la tierra seda.

 

story-paragraph

Y se hizo uno con su entorno.

El bisturí atravesó mis tejidos hasta desgarrarme el abdomen. Palparon mi intestino grueso. En las manos de mis torturadores parecía un gusano.  Indefenso, oprimieron mi órgano con múltiples tenazas, y utilizaron los alicates para estrujar cada milímetro de intestino...

story-paragraph

Escúchame Silvia, te he traído hasta aquí por una razón. Aunque estés atada y amordazada, debes confiar en mí, por eso somos amigas. No te preocupes corazón, estoy aquí, contigo —beso tus mofletes—. Mira mis ojos, respira; acuérdate de cómo jugábamos juntas ...