La Bodega
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Faltaban unas semanas para navidad, por lo que decidió ir a la bodega a buscar los adornos navideños. La bodega quedaba en el nivel menos cinco después de los estacionamientos. Este nivel siempre estaba mal iluminado. Bajó del ascensor y las luces con detección de movimiento no se encendieron, movió su mano pero nada. Siguió caminando, al llegar al pasillo pudo observar una luz encendida justo en la bodega de enfrente. Se dirigió hacia su bodega, abrió la puerta, encendió la luz; las cajas con los adornos se encontraban al final de un montón de cosas apiladas. Comenzó a sacar cajas amontonándolas en el pasillo. Tomo una caja y la dejo apoyada en la puerta de la bodega de enfrente, entonces sintió un ruido, se acercó para escuchar, pero no oyó nada más. Tomo otra caja y la coloco sobre la anterior tocando nuevamente la puerta. Volvió a sentir un ruido, esta vez estaba seguro que el ruido provenía del interior de la bodega.
Tomo un viejo piso de madera que tenía en su bodega y lo coloco frente a las cajas para mirar por las rendijas de la parte superior de la puerta. Estaba nervioso, por su cabeza pasaban ideas de todas las películas de terror que había visto, ¿será que había alguien viviendo ahí? Subió al piso alcanzando la rendija lentamente, lo primero que pudo observar eran cajas apiladas pegadas a la muralla, al bajar la vista vio una figura como humana, que le daba la espalda. Se le apretó el estómago, se agacho instintivamente, sus manos temblaban. Levantó nuevamente su cabeza para observar aquella criatura que no lograba distinguir, llevaba una gabardina café, su cabeza casi no tenía pelos y sus orejas parecían las de un duende. La criatura estaba concentrada en lo que estaba comiendo sin percatarse del horrorizado observador.
Una de las patas del piso se rompió, haciendo que perdiera el equilibrio apoyando sus manos en la puerta de la bodega. La criatura al escuchar el ruido se dio vuelta, era algo horroroso, su tamaño era como el de un duende producto del encorvamiento de su columna, en su boca llevaba un ratón, animales que abundaban en los últimos niveles, al verlo le mostró los dientes, unos dientes afilados. El observador cayo del piso golpeando su cabeza contra el suelo, se incorporó rápidamente y corrió hacia el ascensor, aún algo desorientado por el golpe. Escuchaba los chillidos de la criatura detrás cada vez más cerca, no quiso averiguar si lo seguía o no, solo salto al interior del ascensor y cerró la puerta. Al llegar a la recepción fue directamente donde el conserje.
- Señor Torres, ¿Se encuentra bien? Tiene una herida en su cabeza - le dijo al conserje al verlo acercarse.
- Si Don Juan - dijo limpiándose la herida con un pañuelo - no va creer pero hay una criatura en las bodegas -
- ¿Una criatura? -
- Si una criatura horrorosa como un duende deforme, por favor baje a verlo - dijo Mariano.
Bajaron juntos a la bodega. Había un completo desorden en el pasillo, al caer del piso había roto parte de la puerta de la bodega y algunas de las cajas. El conserje utilizó su linterna para iluminar el interior de la bodega, dos ojos brillantes le devolvieron la mirada, luego hubo un chirrido. El conserje y Mariano retrocedieron. Volvió a dirigir su linterna al interior de la bodega, esta vez la criatura corrió hacia ellos, era el guaren más grande que habían visto, paso por su lado corriendo perdiéndose en la oscuridad.
- Ja ja ja - rió el conserje - ahí está su criatura, un guarenazo, ja ja ja que susto nos dio -
- Ya no se burle -
- Será mejor que se vea ese golpe en la cabeza -
Mariano, en el baño de su departamento, se miró al espejo, se pasó un paño mojado por la herida, se puso una venda y tomo un par de aspirinas para el dolor de cabeza.
- Muchas películas, lo sé, a veces mi imaginación me juega malas pasadas, será mejor que me vaya acostar -
El calor de la capital aún se mantenía durante la noche, por lo que mantenía las ventanas que daban al balcón, abiertas. La luna llena iluminaba toda la habitación. Puso su cabeza sobre la almohada, cerró sus ojos. Estaba por quedarse dormido cuando comenzó a sentir un ruido extraño, como algo trepando por el muro del edificio.
- De nuevo estoy imaginando cosas -
Se dio vuelta sobre su cama. La habitación se volvió más oscura, como su hubiera ocurrido un eclipse, se volvió para mirar hacia la ventana y vio aquella criatura parada, su silueta se marcaba por la luz de la luna, sus ojos rojos e hinchados lo miraban fijamente. Dio unos chirridos espantosos y se abalanzo sobre Mariano, que al reaccionar cayo de la cama golpeando la puerta del closet.
Levanto lentamente su cabeza para mirar sobre la cama, el terror se apoderaba de su cuerpo, la luna llena iluminaba nuevamente la habitación, las sábanas están desordenadas, pero no había nada ¿Qué era aquella criatura? ¿Qué quería con él?
- Maldición esta debajo de la cama -
Salto sobre la cama, tomo la almohada para protegerse. Bajó su cabeza por el costado de la cama, pero tampoco estaba debajo de la cama. Encendió la luz miró alrededor de la cama, no había ninguna señal de la criatura.
- Mejor cerraré la ventana -
Apagó la luz, se dirigió al baño. Abrió la llave del agua para refrescarse un poco la cara. Se miró al espejo.
- Ha sido solo un sueño. Que imaginación tienes -
Volvió a la cama, se tapó con las sabanas, puso su cabeza de lado sobre la almohada y cerró los ojos. Estaba por quedarse dormido cuando sintió un rasguido, abrió los ojos y se quedó esperando, pasó un rato sin pasar nada, volvió a cerrar sus ojos y se dio vuelta quedando acostado de espalda. Volvió a sentir un rasguido, abrió sus ojos, miro al techo y vio esos ojos rojos hinchados. La criatura dio un chirrido grotesco.
- Noooo!!! -
La criatura salto sobre Mariano, él se defendió dando unas patadas empujándola hacia un costado cayendo sobre el velador. Aprovecho el momento para incorporarse corriendo fuera de la habitación. La criatura se reincorporó y lo siguió, Mariano perdió el equilibrio cayendo sobre la mesita del living rompiéndola en mil pedazos, la criatura salto sobre, giro esquivándola y con un golpe de puño logro empujarla hacia el balcón. La criatura enterró sus garras en el piso para evitar arrastrarse y caer por la baranda. Mariano se levantó en dirección a la puerta de entrada, giró la llave, tomo la manilla; cuando trato de abrir la puerta la criatura salto sobre él cerrando la puerta con el golpe, Mariano cayó al suelo golpeándose la cabeza nuevamente, se sintió mareado, veía a la criatura arrastrándolo de los pies hacia el balcón. Trato de resistir pero todo le daba vueltas, sus ojos se cerraron perdiendo el conocimiento.
Al despertar la cabeza le dolía, miro a su alrededor y todo estaba ordenado, incluso la mesita del living estaba en buen estado, como si nada hubiera pasado.
- Diablos, tamaña pesadilla - se dijo mientras volvía a la cama, sin percatarse de las marcas de garras en el suelo del balcón.