El Cuerito
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Cuando era niño, mis amigos y yo solíamos tomar nuestras bicicletas e ir a jugar al tranque. Teníamos que recorrer un par de kilómetros, pero valía la pena, después de llegar exhausto al tranque, subíamos a la parte alta del risco y nos lanzábamos al agua. Esta era la única parte del tranque donde uno se podía bañar, en las otras partes acechaba "El Cuerito". La primera semana de clases llego un niño nuevo al colegio, a José también le gustaba andar en bicicleta, así que pronto se integraría a nuestras salidas al tranque.
La primera vez que fue con nosotros vio a "El Cuerito", una cosa verdosa que cubría gran parte de la orilla contraria a los riscos. Según dice la leyenda, "El Cuerito" se movía lentamente por el agua de manera sigilosa, aprovechando que su victima se encontraría distraída la atraparía y la arrastraría hacia al fondo. Ya en el fondo, envolvería rápidamente a su presa y absorbería toda su sangre.
Toda la semana, haríamos la misma rutina, pero el día viernes el Tabo, que era el matón del curso reto a José a una carrera a nado en el tranque. Cuando llegamos al tranque no divisamos a ninguno de los dos. El día lunes tampoco llegarían al colegio. Luego supimos que el Tabo con su familia, se habían cambiado de ciudad el fin de semana, pero de José no supimos nada. Las malas lenguas dicen que a José se lo comió "El Cuerito", que el Tabo vio todo y quedó sin habla.