Enfurecida Y Desconsolada
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Isobel no podía creer lo que estaba viendo. Michael, el amor de su vida, caía muerto a las aguas del río Mapocho. El dolor caló hondo en su corazón, una lágrima de sangre corrió por su mejilla. El dolor poco a poco comenzó a transformarse en odio, la mirada asesina de Isobel, se dirigía sobre la policía que seguía rodeando el lugar. Jean Busso la miró y rápidamente la tomó de la mano para abandonar el lugar, sabía que sino lo hacían, todo terminaría en una tragedia.
_ Vamos Isobel, debemos irnos de aquí. Le dijo Jean.
Ella lo miró enfurecida y desconsolada, no podía evitar pensar en Michael, no lograba entender lo que había pasado. En la cabeza de Jean Busso también habían muchas preguntas, ¿Qué hacía Michael en el Barrio si sabía que era buscado?. La única respuesta que se le ocurría, era que Michael buscara un artefacto oscuro. El único que traficaba con estos artefactos cerca, era el Francés. ¿Pero porque el Francés traicionaría Michael? No le debía nada a las brujas, además sus principales clientes eran vampiros y hombres lobos que buscaban estos artefactos para defenderse. Algo aquí no cuadraba.
_ Vamos, ya habrá tiempo para venganzas. Debemos visitar a un viejo conocido en el mercado.
_ Pero ahí es donde atacaron a Michael. Respondió Isobel.
_ Si, justamente por eso debemos ir. Respondió él.
La noticia de la muerte de Michael corrió rápidamente llegando a lugares que hasta ahora, se habían mantenido al margen de lo que pasaba en Ñuñoa.
_ Mi señor Paulus, ha muerto Michael el alfa de Barrio Italia.
_ Si lo sé, no se hasta donde pretende llegar mi hermano Darius con este juego.
La manada de Michael culpó a los brujos por su muerte, asumiendo que ellos fueron quienes lo entregaron a la policía. Sabían que habían hecho un hechizo de localización. Las cosas estaban demasiado tensas, la tregua colgaba de un hilo.
La policía busco en el río durante días sin encontrar el cuerpo de Michael. Finalmente abandono la búsqueda.