Gigas
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I
Vago sin rumbo. Nadie me ve, ni me escucha. Los otros, esas y esos que no soy, se tropiezan y gruñen abstraídos . No me ven, porque sus miradas están fijas en las pantallas cegadoras de sus touch.No me escuchan, porque en sus oídos cimbran las ensordecedoras letras de un hip hopo quizás, la voz humana de un virtual ausente. Los rozo hombro a hombro, y nada. Los huelo pelo a pelo, y nada. Casi beso sus rostros, y el vaho oxidado de sus alientos me obliga a fracasar en el intento. Alguno que otra, me lanza de mordiscos. Alguna que otro, me vomita su miseria. Los observo a mis anchas: ojos vidriosos sobre cuyas venosas líneas se lee el ansia; manos temblorosas en cuyos dedos garfios se denota la desesperanza; pechos enjutos en cuyos corazones apenas y palpita la tristeza. Me rindo. Busco un refugio seguro para soñar que no hace mucho tiempo atrás, tanto ellos como yo, éramos humanos.
II
Me despierta una turba consumista. El eco de sus voces resuena en mis tímpanos. “¡Gigas, gigas, gigas!”. Anoche, me quedé dormido a la puerta de una tienda departamental y hoy inicia el buen fin de un noviembre que oferta la más amplia gama de dispositivos. Recibo patadas, una ducha de escupitajos y respiro flatulencias. Siguen sin verme, ni escucharme. Sus miradas y atención, siguen(des) conectados al cyber espacio. Recibo en mi memoriainterna un caudal de mensajes de los haters,de los cuales ya no podré librarme porque fui configurado hasta que el sol se extinga por completo. Miles de años luz, predicen las voces pregrabadas de los profetas que no cesan de predicar desde las pantallas gigantes que aún circundan la tierra prometida amurallada. Batallo para levantarme, todo miado. Ahora busco refugio en un bazar abandonado con artefactos caducos, me guía la casi imperceptible Flauta Mágicade Mozart. Nadie lo ha notado.
III
Tengo 2001 años de ermitaño. Rodeado de cadáveres A.I. que no terminan por fundirse. Echan chispas. Mi memoria interna sigue intacta y de vez en cuando recurro a mis álbumes de imágenes felices, cuando recibía likesy corazoncitos de me encanta. Me costó un siglo aprender hablar con DIOS y otro siglo en lograr que ÉL me respondiera. Esta noche me apagaré, por fin, porque se me agota la reserva de energía. Sobreviví al holocausto de la explosión solar, pero ya ni siquiera existe un cyber zombiepara que me ignore. Mi visión láser ha detectado que a mil kilómetros de aquí, en un sulfúreo charco, algo viviente se mueve. Pero ya nada ni nadie importa. Mi abducción se acerca.
Luis Lunes