El Muro De Los Milagros
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El doctor Brown, ya retirado, vivía con su esposa la señora Brown, quien padecía una extraña enfermedad que la mantenía postrada. A pesar, de los distintos esfuerzos del doctor para encontrar una cura, los tratamientos seguían sin resultados. Ahora, sus esperanzas se centraban en un nuevo tratamiento de plasma, sin embargo, la señora Brown tenía tipo de sangre O negativo, por lo que existían pocos donantes, haciendo más difícil el tratamiento.
Los primeros avances del nuevo tratamiento se comenzaron a ver luego de un par de semanas. Ambos eran muy devotos, por lo que su presencia en la misa de domingo no paso desapercibida, luego de meses de inasistencia. Ha sido un milagro decían los feligreses al ver a la señora Brown entrar caminando en la iglesia.
Pero al pasar unos días su salud comenzó a deteriorarse de nuevo, al parecer el tratamiento había fallado. Los vecinos creían que la enfermedad le había ganado a la señora Brown, por eso fue asombroso verla salir nuevamente de su casa para la misa del domingo.
La pareja como cada domingo salió de su casa, ubicadas en la esquina de la cuadra, saludó a sus vecinos y se dirigió a la Iglesia. Al doblar la esquina, la señora Brown observó algo extraño en el muro de su casa.
- Mira mi amor, la pared esta sangrando- dijo.
- Es una señal de un milagro - respondió él - es un milagro de la virgen que escucho nuestros rezos.
La pareja sintió que realmente era un milagro lo que había ocurrido, por lo que el doctor mandó a que pintaran una virgen con las manos abiertas y que los ojos quedaran sobre los lugares donde sangraba el muro, como si fueran lagrimas. La voz comenzó a correr por el barrio, pronto la gente comenzó reunirse para pedir a la virgen en oración por sus seres queridos y a prender velas, en el muro de los Milagros.
Pero no todo en el barrio era regocijo, por esos días el "Hijo de Sam" como lo llamo la prensa amarillista, había causado estragos con sus asesinatos en Brooklyn, así que la policía estaba muy atenta por si aparecían imitadores.
- James revisa estos casos, hay tres personas desaparecidas - Le dijo su jefe.
El detective James tenía un olfato incisivo para resolver los casos. Comenzó revisando los antecedentes de las víctimas, buscando coincidencias. Era un caso difícil ya que no habían cuerpos aún. Comenzó entrevistando a las familias, no había un patrón claro en las víctimas, solo que eran mujeres de entre 28 a 40 años. La mayoría de ellas había sido vistas por ultima vez a la salida de su trabajo.
- James, toma dos casos más - Le dijo su jefe unos días después. Esta vez el detective se dirigió al Hospital General, para ver si había ingresado alguna de las victimas por algún accidente o enfermedad fatal.
- Buenos días, soy el detective James. ¿Habrá llegado alguna de estas personas al hospital ?- Pregunto al detective.
La dependiente miro las fotos y reconoció una de la imágenes.
- No, pero ha ella la conozco. Es una donante de sangre del hospital. Su nombre es Mary Anne Jenner - dijo la mujer.
- ¿Cuándo fue la última vez que la vio? - Preguntó el detective.
- Hace un mes, deben pasar al menos tres meses para que puedan volver a donar sangre de nuevo. - Respondió.
- ¿Y ella viene siempre a donar ?- Volvió a preguntar el detective.
- Si, es de las pocas donantes de sangre tipo O negativo que tenemos -
En eso sonó el teléfono del detective.
- Diga - Contestó el detective.
- Hemos encontrado un cuerpo- Dijo la voz al otro lado del teléfono.
El detective se despidió de la dependiente y se dirigió cerca del puente Brooklyn, donde se encontraba el cuerpo.
- Díganme que saben -
- Mujer caucásica, de cabellos castaño, con una herida en el cuello. Al parecer es una de nuestras chicas desaparecidas - Respondió en detective Carl.
- Ok. Veamos que dice el forense. Por favor, alejen a la prensa. No queremos que inventen algún tipo de psicótico que anda sueltos en las calles. - Dijo el detective James a la policía que había acordonado el lugar.
La prensa no tardo en enterarse de las otras mujeres desaparecidas, bautizando al asesino como el nuevo "Sam". Pero estas noticias no afectaban a los vecinos de los Brown que seguían devotos a la Virgen del muro de los Milagros.
- ¿A donde vas amor tan tarde? - le preguntó la señora Brown a su marido.
- Voy a prender una vela a la virgen y rezar a la iglesia por tu salud - respondió él.
Como todas las semanas la salud de la señora Brown comenzaba a decaer, y su marido salía por la noche para cumplir su manda.
- Ten cuidado por favor, que hay un asesino suelto -
- No te preocupes mi amor, tendré cuidado - respondió él.
El doctor salió de su casa prendió una vela, tomo su auto y se dirigió a la iglesia. Dio varias vueltas, finalmente se detuvo frente a un local de comida y se bajo. Una mujer que salió del local se dirigió hacia él para saludarlo.
- Hola doctor, se acuerda de mí - le dijo la mujer.
El doctor la miró. - Si, si. Tu eres Lisa del hospital - respondió.
- Si doctor, soy donante de sangre del hospital -
- ¿Cómo has estado? - pregunto el doctor.
Hablaron un par de minutos antes que Lisa continuara su camino a casa. La calle era oscura, faltaban un par de focos por lo que no alcanzo a ver a la persona que la sujeto por atrás, no pudo gritar, el pañuelo tapaba su boca, el olor a cloroformo era intenso; trató de forcejear pero sus fuerzas la abandonaban perdiendo el conocimiento.
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Como todos los domingos los Brown salieron de su casa y prendieron una vela en el muro, en el altar que había construido los devotos. Las noticias de la Virgen Sangrante del muro de los Milagros había llagado a oídos de la Iglesia.
- Doctor Brown, mi nombre es Giovanni Rossi soy investigador de la Iglesia, he venido a por el muro que sangra. La iglesia me ha pedido que realice una investigación de este hecho milagroso.
- Ay que maravilloso - Dijo la señora Brown mirando a su marido.
- Tomé unas muestras de la sangre y me gustaría que me contarán la historia .- dijo el investigador.
- En estos momentos vamos a la misa - dijo el doctor cortes pero cortante. - Pero si quiere nos puede acompañar - Interrumpió su esposa.
Así la señora Brown le contó toda la historia al investigador de camino a la Iglesia. Como la Virgen había respondido sus plegarias ayudándola con extraña enfermedad que padecía, como cada día del señor se producen las lagrimas de sangre en el muro de los Milagros.
- Muchas gracias - dijo el investigador - Con esto será suficiente -
- Muchas gracias usted - respondió la señora Brown - Ojala la Iglesia reconozca nuestro pequeño milagro-
Mientras en las oficinas de la policía, se seguían sumando mujeres desaparecidas a la investigación del detective James.
- Tenemos otra desaparecida - dijo el detective Carl.
- mmm y solo tenemos un cuerpo, ¿ya tenemos el informe del forense? - consulto James.
- Si, las heridas fueron hechas por un arma corto punzante. Tenía dos heridas en el abdomen, y un corte en el cuello. La causa de la muerte fue desangramiento. - Respondió Carl.
- ¿Y el tipo de sangre? - pregunto James.
- ¿ El tipo de sangre ? ¿ Que tiene el tipo de sangre?-
- Dime el tipo de sangre maldita sea! - respondió James algo irritado.
- AB positivo, ¿Por? - Dijo Carl.
- Porque todas las víctimas desaparecidas tienen una sola cosa en común, y es que todas son de tipo de sangre O negativo. - dijo James.
- ¿Qué quieres decir? - volvió a preguntar Carl.
- Eso, que todas las víctimas desaparecidas eran donantes de sangre O negativo. Este asesinato no es parte de nuestra investigación. -
Carl quedo mirando a James sorprendido.
- Debemos conseguir la lista de donantes del hospital y buscar aquellos que sean tipo O negativo, así tendremos a nuestro hombre - dijo James.
Solo había pasado unos días desde el domingo y la salud de la señora Brown ya había empeorado. El doctor se encontraba visiblemente preocupado, esta vez el deterioro había sido más rápido que las semanas anteriores y debía someter a su esposa al tratamiento lo antes posible.
- ¿Qué pasa amor? - dijo la señora Brown al notar la cara de preocupación de su marido.
- Nada mi amor, solo quiero prender una vela e ir a la iglesia para rezar antes de tu tratamiento - respondió.
Así el doctor se subió a su auto, condujo hasta la iglesia y siguió de largo por 3rd street hasta llegar a 7th avenue, donde dobló. Luego siguió por la avenida doblando en Carroll Street donde detuvo su auto.
El detective James junto a Carl se encontraba en 7th avenue a las afueras de un café en Park Slope, estaban esperando que Linda Magree, una de las donantes del hospital terminará su turno, sabían que si tenían suerte, tarde o temprano el asesino vendría por Linda.
Al termino su turno, Linda salió del café en dirección a su casa. Caminó por 7th avenue, doblo en 1st street y en luego 8th avenue, al doblar noto que la iban siguiendo, por lo que apuró el paso para doblar en Carrol street. La persona que la seguía apuró el paso, al llegar a la esquina no se veía por ningún lado a la mujer, la calle se encontraba oscura. Camino lentamente mientras sus ojos se acostumbraban a la oscuridad. Un grito ahogado dirigió su atención hacia una sombra que se movía, era la mujer que forcejeaba con alguien - Policía! - gritó; el atracador salió corriendo, la mujer cayo al piso desmayada. El detective James se acercó donde se encontraba la mujer, no había señales del atacante solo un pañuelo en suelo con olor a cloroformo.
El doctor Brown llegó a su casa para ver el estado de su señora.
- ¿Qué pasa mi amor?- le pregunto ella viendo la cara apesadumbrada de su marido.
- Parece que esta vez la Virgen no escuchara mis oraciones - respondió.
- Amor nunca pierdas la fe, todo saldrá bien - dijo ella.
A la mañana siguiente, la señora Brown había fallecido, no había milagro ni lagrimas de sangre en el muro. El funeral se llevó acabo a los dos días en la Iglesia.
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En las oficinas del investigador Giovanni Rossi el teléfono sonaba.
- Aló - contestó Giovanni - Señor Obispo dígame que puedo hacer por usted. -
- Ya tienes el resultado de la investigación respecto del muro milagroso - dijo la voz al teléfono.
- No hay pruebas contundente para decir que es un milagro.- Dijo Giovanni.
- Entonces, ¿no era sangre las lagrimas de la Virgen del muro?- preguntó el obispo.
- Oh si lo era, sangre tipo O negativo - respondió el investigador.